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 miércoles, 17 de octubre de 2007  
Crecen las deserciones en las Farc
Según la prensa colombiana, cada vez son más los guerrilleros que huyen del grupo. Dos mujeres que lograron escapar recientemente revelaron detalles de su historia

Bogotá.— Cada vez más militantes de las Farc huyen de las filas de la guerrilla colombiana, según datos revelados por el diario bogotano El Tiempo. El periódico asegura que, en lo que va de 2007, 1.881 hombres y mujeres desertaron del grupo extremista, lo que constituye la cifra anual más alta en este campo conocida hasta el momento.

La estadística añade que durante 2006 se verificaron 1.106 deserciones de ex guerrilleros, de los cuales 119 tenían mando sobre unidades insurgentes, y que desde 2002 hasta ahora 2.196 mujeres abandonaron la lucha armada mediante el recurso de la huida.

El matutino narra la historia de dos ex guerrilleras que hace poco escaparon de los campamentos de las Farc, y aseguró que tomaron esa decisión “por amor”: una logró huir con su novio —a quien conoció en la guerrilla—, y la otra quería ver a su pequeña hija.

Se trata de “Martha”, quien fue enfermera personal de uno de los principales jefes de las Farc —conocido como “Mono Jojoy”—, y “Angely”, guerrillera del frente del “Negro Acacio” —recientemente asesinado—, que secuestró una avioneta para huir de la selva y se entregó a las autoridades en Villavicencio.

Plan de escape.
“El día que nos volamos (escapamos) recogí por la mañana unos medicamentos y organicé todo para regresar a la unidad (el campamento del «Mono Jojoy»)”, relató “Martha”. Según recordó, todo comenzó cuando, al volver de una expedición a pie, quedó relegada al final de la marcha junto con su novio “Johan”, a quien conoció cuando volvió herido de un combate, y con quien ahora piensa casarse.

“Fueron tres días atravesando la selva, y como había tropa del gobierno, les quedaba más difícil alcanzarnos. Dejamos los fusiles botados, para que los soldados no nos fueran a dar plomo por si nos los encontrábamos de frente, y al tercer día entramos a Puerto Lleras”, contó. La madre de “Johan” los fue a buscar y los trasladó a Bogotá. “Llegamos derecho al programa de desmovilización, todavía asustados”, recordó.

Combates sangrientos.
“Martha” llevaba 11 años en la guerrilla, a la que llegó “por la pobreza” que sufría en su vida civil. Comenzó en la insurgencia como enfermera, y luego la trasladaron para hacer ese trabajo en el grupo de seguridad del “Mono Jojoy”, con quien participó en varios combates.

“El más duro fue el de Teteyé (Putumayo). Nos dieron la misión estando en el frente Yarí (Meta) y nos gastamos un mes y 15 días para llegar hasta la frontera con Ecuador. El ataque fue el 25 de julio y hubo muchos muertos y heridos. Ese fue el punto para desmoralizarme: me «esquirlaron» todo el lado derecho con una granada y aún así seguí atendiendo a los heridos”, afirmó.

Por su parte, “Angely”, quien cobró notoriedad en los últimos días por haber secuestrado una avioneta en Puerto Príncipe para huir de la guerrilla, está hoy protegida por el gobierno. Ella sostiene que más compañeros de su grupo estaban pensando en desertar tras el golpe del ejército que mató al jefe de su frente, el “Negro Acacio”, a comienzos de septiembre. Si bien las Farc no han dado ninguna versión oficial sobre la suerte de “Acacio”, “Angely” cree que está muerto.

“Hubo un solo motivo que me jaló para salirme de la guerrilla: mi hija de siete años. Cuando me bautizaron «Angely» ya llevaba como un año y medio buscando la oportunidad para volarme”, narró.

“Angely” admitió que en los últimos tiempos su permanencia en la guerrilla se había “complicado”, porque el “Mono Jojoy” había dado una serie de órdenes que no ayudaban para la convivencia, como levantarse a las cuatro de la madrugada, bañarse sólo una vez a la semana y fumar nada más que un atado de cigarrillos cada ocho días.

En busca de una hija.
“A mis compañeros les incomodaba eso, pero a mí lo que me atormentaba era no tener a mi hija. Hace tres años pedí un permiso para verla y la encontré mal, al igual que a mi mamá. Por eso no descansé un solo minuto pensando en poder escapar”, enfatizó.

“Angely” dijo que “pensar en ella (su hija) me impulsó a subirme, sin mirar atrás, en la avioneta”, que llegó a Puerto Príncipe el 27 de septiembre. “Le dije al piloto que me llevara a Villavicencio. Desde el principio estaba decidida a ponerle el fusil en la cabeza”, aseguró.
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En los últimos meses los colombianos salieron masivamente a las calles para manifestarse contra la violencia de las Farc.



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