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miércoles,
17 de
octubre de
2007 |
Hungría también tiene su caso Madeleine McCann
La policía de Budapest halló el cadáver de un niño que fue enterrado
por sus padres
La policía húngara halló ayer en Monorierdo, al sureste de Budapest, el cadáver de un niño —Dominik, de dos años— quien había sido atacado por un perro de pelea de sus padres, quienes escondieron sus restos y denunciaron hace dos meses la desaparición del chico.
En agosto último, la madre del niño había declarado ante la policía que su hijo había desaparecido cuando paseaban en la isla Margarita (de Budapest), cuando ella cayó víctima de un súbito desmayo, y que al despertar ya no pudo hallar a su hijo.
Según informó ayer la policía, el viernes pasado la madre reconoció ante las autoridades que ella y su marido habían enterrado al niño después de que éste muriera como consecuencia de las heridas que le provocó un perro en el patio de su casa.
El pequeño habría entrado en la jaula donde vivían los perros de lucha de la familia y al parecer uno de ellos lo habría atacado salvajemente.
El padre, buscado por la policía en relación con otros delitos y por no presentarse para empezar una condena de prisión, desapareció en agosto después de la muerte de Dominik. Pero, luego fue descubierto.
Ahora los policías pudieron localizar el cadáver a raíz de lo expuesto por el padre, ya que la madre no recordaba donde habían enterrado al pequeño.
Parecido a Maddie. El caso tiene una fuerte similitud con el de la niña británica Madeleine McCann, de 4 años, desaparecida en una zona del sur de Portugal mientras veraneaba con sus padres.
Ayer la policía portuguesa descubrió pisadas con sangre en el departamento de donde desapareció Maddie el 3 de mayo, las que coinciden con huellas halladas en un auto que alquilaron sus padres en ese país. El hecho los vuelve a poner como sospechosos de matar a la niña.
Los investigadores analizan el testimonio de la niñera del complejo turístico donde estuvieron los McCann. La mujer dijo haber visto a un hombre con un abrigo con una capucha de color fluorescente que arrojaba un bulto al mar desde un bote la noche de la desaparición de la niña. (Reuters y DPA)
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