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 sábado, 06 de octubre de 2007  
La “bomba gay” gana el “Nobel indigno”
La universidad de Cambridge premió singulares investigaciones. Tres argentinos en la lista

Los promotores estadounidenses de una “bomba gay” para distraer al enemigo y los autores españoles de un estudio sobre la incapacidad de las ratas para distinguir el japonés y el holandés, hablados al revés, estuvieron ayer entre los ganadores de singulares réplicas de premios Nobel .

El jurado de la revista humorística Annals of improbable research (Anales de la investigación improbable) entregó anoche por decimoséptima vez sus “premios Nobel diferentes” (Ig Nobel) en Cambridge, Estados Unidos.

La designación Ig-Nobel recuerda a la palabra inglesa “ignoble” (innoble, indigno). La idea de los premios, que distinguen investigaciones curiosas pero serias, es hacer reír pero también reflexionar.

En el abarrotado teatro Sanders de Cambridge, muy cerca de la famosa Universidad de Harvard en Massachusetts, volvieron a lanzarse aviones de papel cuando se anunciaron los ganadores de este año.

En esta ocasión, el premio Nobel Ig de la paz se lo llevó el laboratorio de la Fuerza Aérea Patterson Wright, en Dayton (Ohio), que sopesó fabricar una “bomba gay” para provocar la homosexualidad en el enemigo y con ello minar la moral y la disciplina de las tropas. El proyecto fue presentado con toda seriedad en 1994, con un presupuesto previsto de 7,4 millones de dólares, según un documento secreto que salió a la luz en 2005.

En “lingüística”, los ganadores del Ig Nobel fueron Juan Manuel Toro, Josep Trobalon y Nuria Sebastián Gallés, de la Universidad de Barcelona, por un estudio que demuestra que las ratas a veces no distinguen entre el japonés y el holandés cuando las personas hablan esas lenguas al revés.

El galardón de “aviación” se lo llevaron los argentinos Patricia Agostino, Santiago Plano y Diago Golombek, por descubrir que los hámsters se recuperan mejor del desfase horario tras viajar en una aeronave si ingieren el estimulante sexual Viagra.

Las espadas irritan. El de “medicina” fue concedido al británico Brian Witcombe y el estadounidense Dan Meyer por un análisis de los efectos secundarios de introducirse espadas por la garganta. Llegaron a la conclusión de que la práctica ocasiona irritaciones.

Como prueba presentaron el caso de un hombre que se hizo daño en el esófago y al que se le inflamó la membrana protectora de los pulmones “cuando le distrajo un papagayo que tenía en el hombro y que se estaba portando mal”, relataron en su estudio.

Por su parte, L. Mahadevan, de la Universidad de Harvard, y Enrique Cerda Villablanca, de la Universidad de Santiago, en Chile, fueron reconocidos en “física” por su estudio acerca de cómo se arrugan las sábanas.

En “economía” ganó el taiwanés Kuo Cheng Hsieh, que patentó un dispositivo que lanza una red para capturar a atracadores de bancos.

Y en “nutrición” ganó Brian Wansink, de la Universidad de Cornell, por estudiar el apetito de las personas, al darles un plato de sopa sin fondo en el que nunca se acababa su contenido. (DPA)
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