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 sábado, 06 de octubre de 2007  
La polémica reforma del Código Urbano llegó al Concejo
El oficialismo salió al cruce de los reproches de los arquitectos y los empresarios

Javier Felcaro / La Capital

El mensaje de la Municipalidad con la reforma del Código Urbano de Rosario fue enviado ayer al Concejo para su tratamiento. El anuncio corrió por cuenta del edil socialista Horacio Ghirardi, quien frente a los reproches de arquitectos y empresarios de la construcción advirtió que “no se puede decir que no hubo instancias de consulta”. También recordó que la iniciativa propone “un cambio de las reglas del juego” que, en los hechos, implicará edificar “de una manera distinta y en lugares diferentes”.

Ghirardi no quiso hablar ante La Capital de la instalación de un escenario polémico sino de “sectores que, si bien participaron de las consultas, tienen una mirada diferente en varios de los aspectos a regular” por la administración de Miguel Lifschitz.

Empresarios y arquitectos habían decidido el miércoles pasado elevar al Palacio de los Leones una nota con sus cuestionamientos a la reforma. Y, disconformes con el modo en que se abrió el debate sobre el plan, prometieron reunirse con los integrantes de la comisión de Planeamiento del Concejo.

Un mojón. “Es difícil lograr el consenso absoluto en torno a una política pública de este nivel, que pretende marcar un antes y un después en la planificación urbana de la ciudad”, consideró Ghirardi. No obstante, enfatizó que “un gobernante debe llevar adelante la defensa del interés de la mayoría”.

El también integrante de la comisión legislativa replicó las críticas al afirmar que “no se puede decir que no hubo instancias de consulta” y rememorar “las múltiples reuniones con colegios de profesionales, cámaras de constructores y distintas facultades involucradas en la temática, además del contacto con expertos internacionales y una audiencia pública ejemplar en la que todos expresaron su posición”.

A la hora de defender el plan diseñado por el oficialismo, Ghirardi aludió a “un mensaje sólido y serio que llevó a estudiar, cuadra por cuadra, la situación de las áreas en las que se pretende concretar la reforma”.

Luego aclaró que “de ningún modo el debate está cerrado ya que, seguramente, el intendente escuchará nuevas propuestas y ahora empieza la discusión en el Concejo”.

En ese sentido, el edil agregó: “No se trata de un «enlatado», como algunos afirmaron, sino que cada bloque podrá exponer sus planteos frente a un mensaje coherente y uniforme, que recogió las observaciones realizadas pero que también impulsa una política”.

A su entender, y en obvia referencia al planteo de los profesionales, alertó que “lo peor que puede pasar es que a la planificación urbana la regule exclusivamente el mercado”. Por eso reivindicó el poder de policía de la Intendencia, “con la facultad, la competencia y el derecho de proponer políticas que apunten al bien general”.

Pero con el correr de los días a la discusión se sumó otro ítem, el probable impacto socioeconómico del proyecto, al que los profesionales consideran que no fue estudiado en profundidad.

“Nadie puede dejar de observar que hay intereses económicos muy fuertes en juego, y en algunos casos se darán miradas corporativas. Pero es de una alta responsabilidad, y nos involucra a todos, pensar en el futuro de Rosario”, aseveró Ghirardi.

Estimó que la ciudad “debe crecer, pero armoniosamente y siendo viable”, al tiempo que buscó disipar dudas: “La Municipalidad nunca dijo que detendrá la construcción, ese boom tan bueno para la región, sino que propondrá edificar de una manera distinta y en lugares diferentes”.

“Indudablemente, cambian las reglas del juego”, resaltó el concejal, que justificó la iniciativa en el reiterado reclamo de los rosarinos de tomar medidas destinadas a paliar la falta de iluminación natural y aireación, la densidad poblacional del área central y el déficit de cocheras para autos.

Para Ghirardi, los retoques al código combinan “la regulación de lo que se puede construir con lo que hay que preservar: tramos y propiedades de valor arquitectónico”.


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El aporte de los expertos Alfonso Iracheta (México), Federico Bervejillo (Uruguay) y David Kullock (Argentina) fue reivindicado por Horacio Ghirardi.

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