Gran encrucijada

Central en juego no es menos que los rivales

Carlos Ischia está en su mayor encrucijada desde que tomó las riendas de Central. El Apertura ya consumió diez fechas, es decir más de la mitad de los partidos, y el canalla sólo pudo cantar victoria una vez. Claro que el único triunfo se produjo precisamente en la novena jornada y en la casa del eterno rival, lo que desató la alegría postergada del pueblo auriazul. Pero el tren descarriló enseguida y ante San Lorenzo afloró la malaria, no tanto en el juego en sí, como en la sentencia del resultado. La cosecha de puntos es preocupante y en una semana hay tres escollos complicados (River-Estudiantes-Racing), donde las manos no pueden quedar vacías. Lo cierto es que Central muchas veces no es menos que los rivales, pero por desgracia se acostumbró a perder.

El torneo superó la mitad de su desarrollo y Central todavía no pudo hacer pie. La única vez que fue sólido en todas sus líneas, no cometió desatenciones infantiles y estuvo fino en la definición se quedó con los tres puntos, como ocurrió en el clásico. Ahí jugó más de un tiempo con un hombre menos y eso no le impidió ser el dueño del trámite y el resultado, logrando una victoria por demás de justa en el balance global.

Antes y después de enfrentar a Newell’s el equipo alternó buenas y malas producciones. Es más, en muchas derrotas o empates no fue superado por los rivales y pagó carísimo errores increíbles como la pifia de Ronald Raldes ante Independiente (0-1) y el penal infantil de Andrés Imperiale frente a Banfield (2-3).

Es indudable que en la tabla moral el canalla debería tener algunos puntos más en su cosecha, pero el fútbol es un juego de aciertos y errores y los resultados muchas veces son demasiado impiadosos.

Hay que hacer la salvedad que la suerte hasta ahora fue esquiva con los de Arroyito. Pero también hay que decir que Central no tiene un funcionamiento aceitado y confiable durante los noventa minutos de los partidos y allí hay responsabilidad de cuerpo técnico y jugadores.

Es lógico recordar la realidad institucional que devastó a Central hasta sumirlo en el ámbito de Tribunales. Y para el plantel fue difícil abstraerse de esos vientos agitados, pero ahora reina una cierta calma previa a las elecciones. Por eso la cosecha de puntos debe mejorar inmediatamente.

Los equipos recién ascendidos y otros de los comprometidos con el descenso no tienen (nombre por nombre) mejor plantel que Central y sin embargo suelen pescar más victorias que el canalla. Esto debe revertirse lo antes posible.

Las tres fechas que vienen serán clave en el futuro inmediato. La primera escala será el fin de semana ante River en el Monumental (podría suspenderse por cuestiones de seguridad, ver página 6), un territorio también convulsionado desde lo futbolístico. Luego será el turno de recibir el miércoles en el Gigante a Estudiantes y a continuación el escollo será Racing, en Avellaneda. Son tres partidos ante rivales de jerarquía y nueve puntos vitales para ver si Central puede encontrar respuestas en rendimiento y resultado.

Ischia demostró por sobre todo ser una persona que le hizo muy bien a Central. Tomó el timón cuando las olas tapaban el barco y logró enderezar el rumbo en el pasado Clausura. Pero ahora, ya con una pretemporada encima y diez fechas de rodaje, el equipo no luce con el aplomo que debería.

Da la sensación de que con poco cualquier rival se le anima y lo complica. Esto hay que revertirlo urgente. Las fechas pasan y los demás suman. Después puede ser demasiado tarde.

Busca soluciones. Carlos Ischia sabe que Central está obligado a ganar de inmediato porque la campaña del Apertura es muy pobre.