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 domingo, 23 de septiembre de 2007  
El economista presentó su libro
Remolins: “Hoy se genera riqueza por la innovación y el conocimiento”
El autor de “Negocios locales, oportunidades globales” analiza a los emprendedores

“Hasta el capitalista más duro busca algo más que el dinero”. El economista Eduardo Remolins está convencido de que detrás de un emprendimiento empresarial hay una búsqueda que va más allá del “lógico impulso de superación material” y que detrás del desarrollo de una idea de negocios hay en muchos casos historias de personas que “valoran la independencia y el progreso y que tienen capacidad para tomar riesgos”.

Economista, investigador, docente y ex secretario de Producción, Remolins es ya una marca asociada al “emprendedorismo”, actualmente desde la presidencia de la ONG Sur Norte Inversión y Desarrollo. Dueño de una pluma poco común para su profesión, desde su columna “El economista en piyama”, en la web, o “Start up”, en el suplemento de Economía de La Capital, describe semanalmente historias de gente que, a partir de la “creatividad y la innovación”, logró “salirse con la suya y vivir de lo que quiere hacer”.

Varios de esos relatos forman parte de su primer libro, “Negocios locales y oportunidades globales”, editado por Colección Sur. Internautas devenidos en empresarios, artesanos que desde un pequeño taller lograron saltar a los mercados más exigentes o artistas que lograron autogestionarse a partir de una idea de negocio se integran en el texto a una elaboración teórica que apunta a develar “cómo se crea riqueza en el siglo XXI”.

En la base de una economía emprendedora, Remolins apunta a señalar un cambio de paradigma. “El concepto tradicional de los negocios, sobre todo entre los mismos empresarios, es muy limitado ya que parte de una idea de juego de suma cero en el cual no se busca crear riqueza sino conquistar mercados expulsando al otro”, señaló. Esto, asegura, se ve claro en los términos belicistas que pueblan los títulos de los libros dedicados a dar recetas al mundo empresarial.

Pero desde su punto de vista, hay otra forma de ver el desarrollo de las empresas, vinculada “a la generación de riqueza a través de la innovación, la creatividad y el conocimiento”. En esta línea, la gracia está en explorar y abrir nuevos mercados, y no en expulsar al otro. La cultura, el diseño, la revalorización de las capacidades locales, la remediación del medio ambiente y el inmenso campo de acción que da la web son terrenos fértiles donde el capital de la mente se impone al capital fijo.

“La teoría de la mano invisible de Adam Smith quiere que la búsqueda egoísta del interés propio lleva al bien común, pero muchísmos años después John Nash, que ganó el premio Nobel con la Teoría de los Juegos, agregó que esa mano invisible sólo opera si además de la búsqueda del interés propio hay cooperación”, explicó.

La creación de empresas a partir de ideas de negocios novedosas, que apuntan a satisfacer nuevas necesidades e inventar nuevos mercados es para él el camino de la nueva economía. “Hay un discurso que sobrevalora la competencia, yo a los emprendedores que asesoro les recomiendo que huyan de la competencia, que busquen los espacios vacantes”, describió y opinó que “la imagen de Tío Rico tirándose a una pileta llena de monedas de oro” debe mutar hacia la del empresario que “quiere llevar adelante un proyecto”.



Nueva economía

Remolins sabe que los emprendedores no le “compran todo el discurso”, pero insiste en que ese movimiento podría ser “muy poderoso” si a la búsqueda de la rentabilidad se le agregara “un punto de vista humanístico” que valorice el “aspecto creativo y no destructivo” de los negocios.

Para Remolins, hay una serie de pilares básicos para desarrollar un emprendimiento. El primero es identificar la necesidad y descubrir cómo satisfacerla. Un ejemplo es “la crisis ambiental”, que “abre una gran oportundidad para desarrollar ideas que involucren la remediación ambiental o las prácticas productivas sustentables”. Otro es la puesta en valor de capacidades y culturas locales en rubros como gastronomía o el diseño.

Otra pata es identificar la actividad a emprender con la propia vocación o gusto personal. “Es difícil llevar adelante un emprendimiento haciendo lo que uno no quiere hacer”.
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Remolins, un referente en el mundo de los emprendedores.


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