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domingo,
23 de
septiembre de
2007 |
Cómo coordinar la sucesión en las
empresas familiares agropecuarias
Las firmas del campo son las más afectadas por los conflictos sanguíneos
Fabiana Monti / La Capital
Un importante número de compañías agropecuarias son empresas familiares y como tales presentan modos y conflictos que, si no se gerencian, puedan influir en los resultados económicos y amenazar la propia perdurabilidad de la organización.
Según diversos estudios realizados sobre el tema, es habitual que las empresas familiares desaprovechen la potencialidad de la relación familia-empresa y terminen siendo las primeras en desaparecer.
Las estadísticas lo confirman: sólo el 30% de ellas logran llegar a la segunda generación y apenas el 5% alcanzan a la tercera.
El campo argentino está conformado por distintas empresas familiares, y según manifestó Marcelo Gentili, de Legar FB, la sucesión es uno de los temas que más preocupa a estas firmas.
“Las empresas agropecuarias tienen problemas comunes a todas las pymes y uno de los principales es la falta de profesionalización”, advirtió Gentili. Legar FB es una consultora especializada en el tema. “En general nacen con una persona que acapara las decisiones y cuando los hijos empiezan a crecer empiezan las disyuntivas relacionadas con quién se se va a hacer cargo de la empresa y otras cuestiones que dan lugar a disputas”, agregó.
Gentili explicó que es esencial la profesionalización en este tipo de empresa de manera de poder separar los asuntos que tiene que ver con lo familiar de lo propiamente comercial. Para ello hay diversas estrategias a tener en cuenta.
Fundamentalmente, ver qué condiciones tiene cada uno para ocupar cada rol. De esta manera hay más chances para “desinvolucrar” la empresa de la familia.
Otra posibilidad si esto no se logra en el marco de la misma familia es contratar a un tercero que actué como una especie de consejero. “Esta es una alternativa y no significa que los mismos intergrantes de la familia sean los que decidan”, afirmó el especialista.
Evolución
Gentili reconoció que en los últimos tiempos la problemática de las empresas familiares evolucionó hacia formas de organización que impiden evitar conflictos. Una razón es porque a diferencia de otras épocas, los hijos suelen ser hoy profesionales que se ocupan del campo.
También hay cuestiones culturales que se han ido modificando. Por ejemplo, antes antes las hijas mujeres no tenían derecho a la tierra.
Un inconveniente que suele surgir tiene que ver con la forma de conducción del propio fundador de la firma. Muchas veces le cuesta delegar, y eso se siente a la hora de que alguien tome la posta.
Por eso, subrayó el especialista, es importante que a veces intervengan equipos interdisciplinarios como psicólogos, abogados, que puedan ayudar a las distintas decisiones a tomar.
La gran batalla en la continuidad de las empresas familiares tiene que ver con la necesidad de evitar la atomización de los activos. “Cuando empieza a haber hijos y yernos y nueras, es importante ver qué pasa cuando estas personas se van incorporando a la empresa”, señaló Gentili, quien advirtió sobre la necesidad de mantener unido el patrimonio “para que los futuros herederos puedan tener un marco de referencia”.
En ese sentido, consideró que “son necesarios pequeños acuerdos entre la famila y se aconseja hacer por escrito ya que da certidumbre externa y interna a la empresa”.
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