Calmemos los ánimos

Pido a todos que calmemos la crispación que nos produce un mal resultado de fútbol, la realidad cotidiana de inseguridad, de los vidrios polarizados, del nepotismo y el peculado de los políticos. Nos estamos haciendo daño entre nosotros mismos, nos volvemos insolidarios, nos olvidamos del altruismo, del apoyo mutuo. Serenándonos lograremos ayudarnos mutuamente, tratarnos bien, ayudar a un abuelo a cruzar una calzada muy transitada y que no respetan la senda peatonal, ayudar como se debe a quienes nos precisan, colaborar para que haya menos niños de la calle, que no caigan en la delincuencia precoz. Quizás mis palabras suenen utópicas, pero se puede. Aprendamos a tener autodominio, que un inocente no pague nuestra frustración, nuestra ira, como vemos cada día con más frecuencia. ¿Un partido de fútbol? Pues sólo son 22 personas corriendo tras una pelota y tratando de colocarla en el arco contrario. Es eso nada más: si se pierde, otro día se ganará, pero no hay que destrozar, lastimar y hasta matar por ello. Acabemos con nuestro despreciable egoísmo y abramos nuestros corazones, pero de verdad, hacia nuestros semejantes. Aprendamos a ser educados, tolerantes, a dar por el sayo lo que el sayo vale y nada más. Sé que cuesta mucho y cómo, pero a la postre ganamos todos y hasta podemos enderezar el aberrante tema de la política y los politicastros que se publicitan para octubre. No olvidemos que una reflexión serena, una unión con semejantes en paz puede más que mil mentiras que nos quieren vender esos paqueteros (con perdón de los paqueteros que se ganan la vida y no roban) de la política, de los dirigentes del fútbol, de los concejales, del hombre que salió reelecto para intendente y que daña tanto a la ciudad con su nepotismo, su peculado y sus retornos para que la ciudad se transforme en callejuelas húmedas y oscuras que nunca llega el sol por esas ratoneras de treinta y cuarenta pisos, antiestéticas y no muy seguras. Dejemos la crispación de lado, comencemos a reflexionar con serenidad y cambiaremos muchas cosas que hoy nos crispan.