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sábado,
22 de
septiembre de
2007 |
Miradas y opiniones de expertos
“El tema es muy técnico para sintetizarlo y describirlo”, argumentó la secretaria de Planeamiento, Mirta Levin, y dijo que en el arduo camino que recorrió la iniciativa de modificar el Código Urbano, hasta convertirse en dos anteproyectos de ordenanza, lo que más resaltó fue la idea de sumar consenso, más aún, hasta hay un plus de opinión experta dada por tres urbanistas de fuste. Así, el argentino David Kullock, junto al mexicano Alfonso Iracheta Cenecorta y al uruguayo Federico Bervejillo Terra, asumió en el informe final de su auditoría, que la ciudad, si bien es patrimonio de sus habitantes actuales, también lo es de las generaciones futuras.
Es en ese sentido que aconsejan no sólo preservar lo valioso que se construyó en el pasado, sino reconocer que día a día se crea patrimonio inmobiliario al que se debe otorgar el mayor valor posible y preservarlo. “Esto define la necesidad de cuidar cada intervención edilicia porque una vez creada adquiere un carácter cuasi permanente”, aseguraron los expertos en su escrito.
Para los urbanistas, la propuesta de reglar las edificaciones es correcta, siempre y cuando “el grupo de normas esté incluido en un modelo de intervención más amplio que se corresponda con un marco de gestión y administración especial para las áreas definidas”.
La auditoría calificó de “relevante” a la audiencia pública del pasado 28 de mayo que debatió las modificaciones y resaltó la coincidencia en aggiornar las normas actuales, con cuatro décadas de vigencia. “La propuesta se orienta a concentrar en tramos o corredores los edificios de altura, a preservar barrios e inmuebles patrimoniales, a mejorar las condiciones ambientales y a liberar edificios de las medianeras, entre otras medidas”, aseguraron. Y no pasó por alto que enfrentó posiciones: la defensa de la inversión inmobiliaria y la preservación de una forma de vida amenazada por los impactos urbanos.
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