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 miércoles, 19 de septiembre de 2007  
Pisos y techos desastrosos en un profesorado de danza
En el instituto Isabel Taboga también temen que haya paredes electrificadas

Manchas en el piso, donde aún quedan restos de agua; un hueco en el cielo raso a raíz de la caída de tres o cuatro paneles, y un omnipresente olor a orina tan fuerte que le queda corto el mote de pichí. Así está desde hace más de una semana un salón de una escuela de danza y expresión corporal tras haberse inundado por la rotura de un baño en un piso superior.

La situación obligó a las autoridades a clausurar esta aula y otra aledaña luego de que una alumna recibiera una descarga eléctrica al tocar un tomacorriente.

Si bien la falta de salones no es una novedad en el Instituto Superior Provincial de Danza Isabel Taboga, de Laprida 1051, desde hace un par de días sus 300 alumnos cuentan con dos aulas menos. Además, un vallado casero con cinta anudada a sillas y escritorios recorre toda una pared, desde el hall hasta el patio, un poco por precaución y bastante más por miedo.

La antigua construcción, que en su planta baja alberga a esta entidad y en el piso de arriba a un instituto privado, presenta una evidente falta de mantenimiento.

Pero según Marcela Masetti, directora de la institución donde se dictan profesorados de danza y expresión corporal, los problemas en el viejo edificio que se ocupa en su planta baja desde hace seis años ya llegaron a un límite peligroso.

Inhabitable. “La semana pasada se rompió un caño cloacal en el baño de arriba y se terminó inundando este salón. Hubo que desocuparlo, quedó inhabitable”, contó la mujer, en la medida en la que el olor a humedad mezclada con orín le permitía respirar.

“Decidimos también clausurar el salón de al lado, luego de que una alumna dijera que un enchufe le había dado una patada. No constatamos que estén electrificadas, pero tenemos miedo porque por estas paredes estuvo cayendo agua varios días”, añadió la directiva, que no tuvo ninguna noticia sobre un hipotético arreglo.

“Recién ahora, después de una semana, esta mañana (por ayer) vino un arquitecto del Ministerio de Educación a constatar el daño. En tanto, el administrador de la propiedad dice que ni lo dejan entrar a la casa de arriba”, añadió Masetti, no tan sorprendida por algo que parece conocer de sobra: “La provincia nunca pone dinero en los edificios que alquila para escuelas. Y los dueños hicieron algunos arreglos luego de que hiciéramos ciertas movidas, pero también es verdad que el Estado les debe por lo menos más de un año de alquiler”.

Además de los 300 estudiantes de los profesorados de danza, por estos días hay unos 200 más de la escuela de enseñanza media Nigelia Soria, otro establecimiento de danzas que también atraviesa problemas de espacio.


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El instituto, de Laprida 1051, cuenta con dos aulas menos desde hace un par de días.

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