La alfabetización es un derecho

Por Marcela Isaías/La Capital
“Llegar al 2015 con un mundo alfabetizado”. Esa fue la expresión de deseo con que Emilia Ferreiro cerró su breve discurso al ser distinguida como visitante ilustre por el Concejo Municipal de Rosario, en mayo pasado. La investigadora es reconocida mundialmente por sus contribuciones al campo de la alfabetización, en particular por ligar este concepto al derecho que tienen niños y adultos, a lo largo de toda la vida.

El trabajo de la educadora argentina, radicada desde hace 30 años en México, cobra especial significado hoy, cuando se recuerda a nivel mundial el Día Internacional de la Alfabetización, instaurado por la Unesco en 1967.

El año que mencionaba Ferreiro es el que fijaron casi todos los gobiernos y varios organismos internacionales vinculados con la educación como meta para lograr un mundo donde la escritura y la lectura sean patrimonio de todos.

Pero la educadora no descuidaba advertir el tono de “deber ser” de estas declaraciones internacionales, “sin un análisis de dónde están los analfabetos, quiénes son, qué está pasando con una escuela que no acaba de alfabetizar a quienes pasan por ahí y descubrir entonces qué hay que hacer con poblaciones específicas”.

Así abre la puerta para no limitar la alfabetización a la población de adultos y menos a pensarla en un solo sentido porque, como varias veces se ha dicho, la misma no se reduce a saber leer y escribir, en términos de dominio de una técnica, sino a circular por la cultura escrita con comodidad, como si se tratara de la propia casa.

Por estos días, y a propósito de la fecha que hoy se recuerda, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (Clade) lanzó un posicionamiento público sobre la necesidad de que los gobiernos especifiquen planes claros sobre este derecho. La Clade es referente de la Campaña Mundial por la Educación, está integrada por diversos organismos sociales que buscan incidir en los gobiernos y la comunidad internacional para que cumplan sus promesas de proveer educación básica libre, obligatoria y pública a todo el mundo.

El organismo recuerda que en América latina y el Caribe, “cerca de 35 millones de personas de más de 15 años se consideran analfabetos, lo que combinado con los aproximadamente 88 millones de personas del mismo grupo etáreo que no han concluido sus estudios primarios, constituyen en un desafío de gran magnitud para las políticas educativas”.

Para hacer más claro su pedido, la Clade recuerda que “el derecho a la educación, reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, presupone el derecho a la alfabetización y es clave para aprender a aprender”.

En ese sentido, advierte que el desafío es introducir a niños, jóvenes y adultos en “las prácticas de oralidad, lectura y escritura que amplían las posibilidades de relación entre las personas, de producción y acceso a conocimientos y bienes de la cultura escrita, fortaleciéndolos en sus acciones y roles sociales”.

Por el contrario, el analfabetismo se relaciona con la distribución del poder y claro está con la imposibilidad de millones de personas de ejercer sus derechos humanos y ciudadanos.

La Clade pide que para superar estas barreras se ponga un particular esfuerzo para atender a la población adulta, pero además “a la conclusión universal de la educación primaria para no seguir reproduciendo nuevos contingentes de personas en esa condición”.

También que se preste atención a la formación permanente de los maestros “impulsando a que sean investigadores, creativos y reflexivos de sus prácticas como que aprecien y hagan uso de la lectura y la escrita”.

Hoy se renueva el desafío para atender a las declaraciones sobre el derecho a un mundo alfabetizado y para que las metas propuestas para el 2015 no sean una ilusión más.