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viernes,
24 de
agosto de
2007 |
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Charlas en el Café del Bajo
—Cuando yo iba al colegio me enseñaron que un artículo de la Constitución decía: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe” . Pero este artículo, en razón de lo que ocurre y se permite en la práctica, debería ser derogado y reemplazado por este otro que se me ha ocurrido: “La autoridad en todos sus órdenes queda exenta. Ningún habitante de esta gran Nación será obligado a hacer lo que manda la ley”.
—¡Ja, ja, ja! Bueno, para qué tantas palabras mi amigo. Yo resumo el nuevo artículo en poquísimas: Constitución Nacional: Artículo 19: “¡Viva la Pepa!”.
—Y no me pidan explicaciones. Sobra con abrir los diarios cada mañana. Además, para qué ha menester, mi graciosísimo e ilustradísimo Inocencio, que retorne mi pluma a cuestiones a quienes poco importa. Y verá usted que, por lo demás, he comprendido que soy muy criticón, que estoy excesivamente pesimista. De modo tal que hoy me pronuncio con fervor a favor de este nuevo orden de cosas que contribuyen a la grandiosidad del espíritu humano y la prosperidad social. Por lo tanto, proclamo: adhiero con gran ímpetu a que se permita a un travesti dar clases a los alumnos de una escuela y que se le posibilite pedirle al curso que lo llame por su nombre de mujer y no por el nombre que se le dio al nacer. Me parece maravilloso que se le permita, incluso, asistir y dar clases con ropa femenina. Esto contribuye a fomentar el excelentísimo principio de que el orden natural es puro cuento y que el universo se mantiene firme y en expansión en razón del desorden en todas sus formas. Me parece ajustado a derecho que la Justicia, como insinuó la directora de la escuela técnica en la que se rompieron bancos y estructura escolar, no intervenga porque es demasiado. Es una irrazonable actitud de mojigatos jurásicos andar diciendo que la rotura de bienes públicos y la difusión del daño como paradigma, merezca la atención de los magistrados. Adhiero fervientemente a la extensión de 20 años de la concesión del puerto de Villa Constitución a la actual empresa, aunque no atraquen ni las canoas de los pescadores. Y me parece de gran excelencia que la “cosa” se halla hecho un año antes del vencimiento y en vísperas de la asunción de otro gobierno. Y para no hacerla tan larga: Adhiero a la intervención del Indec, a la bolsa de Felisa, a los muchachos echados por “Skanska”, a los radares que no funcionan, al funcionario argentino que acompañaba al empresario bolivariano con el maletín lleno de guita, a la indiferencia ante el delito, a la protesta de Quebracho y los otros, a la inflación, al precio de los alquileres, al dibujo espeluznante del dígito en materia de desocupación, a la mezquindad de muchos empresarios y operadores económicos, al atropello de 20 personas por parte del kirchnerista Varizat. Y adhiero al posible arreglo entre Carrió y el espectro López Murphy con lo cual se demuestra, una vez más, las bondades de la hipocresía y el menjunje repulsivo con miras a un acto electoral. Y... ¡viva la Pepa!
Candi II
([email protected])
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¿Le parece que Mariano Messera es el refuerzo que Central necesita?
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"Hay que dejar atrás las prácticas demagógicas y presiones indebidas, como el clientelismo y la dádiva"
Conferencia Episcopal Argentina
Documento dado a conocer ayer
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