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 domingo, 19 de agosto de 2007  
Pachi Uberti, el valijero despedido que "de chiquito pintaba para bandido"

Carlos Walter Barbarich / La Capital

“A rey muerto, rey puesto”. Nada más acertado para explicar el proceso de cambio que experimentó la comunidad de Wheelwright con respecto a su “ciudadano ilustre”, el ex titular del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) Claudio Pachi Uberti.

   Tras la caída en desgracia por el affaire de la valija y su eyección del gobierno nacional, ahora todos se acuerdan de las “andanzas” de Pachi, y hasta quedó en medio de un conflicto político local.

   En 2005 fue declarado ciudadano ilustre por el presidente comunal Juan Bilicich; radical para más detalles.



Vecino ejemplar. Es que Pachi se había portado bien con su comunidad: merced a su cargo en el Occovi consiguió una rotonda de acceso por la ruta 8 y estaba anunciada la pavimentación del ingreso al pueblo. Obras largamente esperadas.

   Hasta allí, todo bien. Flirteó con los radicales en el gobierno comunal y les sugirió que se hagan radicales K, según confió una alta fuente de ese partido que mantenía una inmejorable relación con Uberti. “Nos pidió que en 2005 fuéramos con una vecinal, hipótesis de mínima, y le dijimos que no”, soltó con más precisión el hombre de la boina blanca.

   La UCR fue nomás con candidato propio y ganó (el actual mandatario Roberto Gianetti). Esto al parecer enfureció a Uberti, que ni lerdo ni perezoso salió a buscar candidato de su confianza para la próxima.

   Surge así la figura de su amigo José Tomey para las elecciones que vienen.

   Tomey acepta el convite a pesar de haber estado en desacuerdo con el exceso de protagonismo que los radicales le habían otorgado a Uberti. Lo de ciudadano ilustre fue, por lo menos, exagerado para el candidato peronista.

   A tal punto Uberti no pasaba inadvertido en Wheelwright, que mucho tuvo que ver con el desarrollo de la actual campaña electoral.

   Desde el Frente para la Victoria destacaban la buena relación con Pachi para conseguir “cosas para el pueblo”. Ese era el caballito de batalla para destronar a la UCR.

   Desde la trinchera boinablanca sugerían que las obras iban a llegar igual a Wheelwright merced a la gestión del presidente comunal.

    Hasta la caída en desgracia de Uberti, la campaña del PJ se basó en ese contacto. Eso quizás acortó la diferencia entre ambos candidatos, aunque Gianetti sacó pocos votos más que Tomey en las internas.

   Las obras y promesas de obras habían tapado un pasado turbulento de Uberti, que muchos dicen recordar.



Marca en el orillo. “No me llama la atención nada de Pachi. De chiquitito pintaba para bandido”, graficó un parroquiano de un céntrico café del pueblo.

   Problemas de polleras, alguna que otra estafa y otras yerbas forman parte de la comidilla ciudadana.

   Con el rey muerto, ahora la gente se despacha sin contemplaciones con el que hasta hace poco tiempo era Gardel y Lepera juntos.

   Casi todos recuerdan algo “raro” de Pachi, aunque ninguno se anima a dar precisiones.

   En el imaginario popular este personaje está configurado como “un vivo”. No son pocos los que festejan su actual bonanza económica, muy distante a la de aquel pasado donde no le sobraba nada.



Pronta partida. Pachi se fue muy joven de Wheelwright, a los veintipico de años. Su primer destino fue Colón (Buenos Aires) y luego Rosario previo a una corta estadía en un campo de un familiar de Venado Tuerto que —según dicen— lo mantenía aguantado en ese lugar. De allí sin escalas a Río Gallegos, luego la amistad con Julio De Vido y la llegada al gobierno nacional un par de décadas más tarde.

   Acá surge la duda con respecto a la supuesta “huida” de Pachi al sur.

   La agencia de noticias Nova sostiene que fue un problema con una mujer lo que lo obligó a fugarse, pero también están los que dicen que una estafa en el sur santafesino precipitó su radicación en Santa Cruz.



Influencias. Sin pelos en la lengua, el diputado socialista de Firmat Alfredo Cecchi sostiene que el hermano de Claudio Uberti, apodado Pachalo, se benefició con el tráfico de influencia. Sostiene que la tercerización del servicio de mantenimiento de las rutas 8 (tramo Maggiolo-Arrecifes) y 33 (Zavalla-Rufino) está en manos del hermano de Uberti y —aparentemente— de un actual presidente comunal de la zona cercana a Firmat.

   Mientras tanto en Wheelwright la influencia de Pachi ronda la campaña electoral. Es que desde el radicalismo están haciendo circular e-mails con información recabada en distintas notas periodísticas. “Este es el amigo de Tomey”, dicen los mensajes arriba de la nota elegida para socavar al candidato peronista.

   Incluso un episodio casi violento tuvo lugar días atrás cuando el periodista Javier Cáceres denunció a Gianetti por amenazas de muerte reiteradas. El radical, sin olvidarse de Uberti, dijo que eran falsas y como consecuencia de la caída en desgracia de Pachi. “Inventan amenazas porque se les cayó Uberti”, es la síntesis del mandatario comunal.

   Eso sí; el problema es de otra índole, pero hasta en eso jugó el ex funcionario un rol protagónico. La denuncia de Cáceres tenía que ver con un supuesto cheque comunal emitido a favor del hijo del mandatario, Benjamín Gianetti, por la suma de tres mil pesos.

   Estos dos temas son los que hoy acaparan la atención del pueblo. En ambos aparece involucrado el ciudadano ilustre Claudio Uberti.

   Para bien o para mal, y aunque no se vea, Pachi siempre está. l
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