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domingo,
19 de
agosto de
2007 |
De experiencias y negocios
En los terrenos de Dr. Riva y Circunvalación el policía que dialogó con este diario dijo que se realizaba “una tarea titánica”. “Eramos 10 o 12 por turno. En su mayoría, los muchachos eran honestos y no tenían negocios como en otras secciones de la Jefatura”.
El oficial recordó las dificultades que tenían para divisar desde la oficina todo el terreno. “Durante las noches recorríamos el predio con una escopeta, una linterna y reflectores para ver todos los autos”, contó.
Durante su estadía en el lugar el hombre recibió algunas sugerencias de sus pares para apropiarse de autopartes. “Algunos comisarios y policías que estaban a mi cargo quisieron comprar o directamente llevarse repuestos de algunos autos, pero siempre me negué a dárselos”, aseguró.
Además, sufrió otras desventuras en su dilatada trayectoria en el depósito. “Un día desaparecieron dos motos y después descubrimos que la habían robado dos muchachos, uno de los cuales era hijo de un policía de la seccional 19ª”, recordó.
La otra desgracia ocurrió cuando un hombre se apoderó de un vehículo con un documento adulterado. “Vino un tipo con un oficio falso del juzgado de Instrucción Nº 4 y se llevó una moto. El papel tenía los membretes y los sellos del tribunal y como tal parecía legal”, contó. El curioso incidente originó que las autoridades instalaran un teléfono para que los policías pudieran chequear los oficios con los juzgados intervinientes.
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