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 domingo, 19 de agosto de 2007  
El ex cine Gardel recupera la mística

Silvia Carafa / La Capital

Dos jóvenes músicos y emprendedores rescataron el viejo local donde durante años funcionó la sala cinematográfica Carlos Gardel, en Ovidio Lagos 790, y lo convirtieron en una sala cultural donde circulan el espíritu del Morocho del Abasto, la mística latina y un ligero aire popular que dejó el viejo biógrafo. Franco Colutti y Mariano Brizuela salvaron el lugar de la voracidad inmobiliaria que presagiaba destinos menos sutiles y lo convirtieron en un espacio de arte que albergará música, teatro y cuanta expresión genere empatía con su esencia. El sitio tiene nombre de tango y desde septiembre articulará con la Secretaria de Cultura municipal como una más de las propuestas de Pichincha.

   “Este es un proyecto que veníamos macerando hace mucho”, explicaron los jóvenes al hablar de “Mano a Mano”, el sitio cultural que abrieron para conjugar diferentes expresiones artísticas y que, según consideraron, era un espacio pendiente en la ciudad. Ahora, el ex cine Gardel funcionará “al estilo de La Trastienda o el Chacarera Theatre de Buenos Aires”, graficaron.

   En el renovado reducto cultural no sólo habrá lugar para música popular, folclore, tango o jazz, sino que también habrá teatro y muestras plásticas como la exposición inaugural de Nicolás Boixader.



Mesas temáticas. El frente mudo y terroso, casi austero del local, no presagia el mundo que Franco y Mariano lograron encender en el interior del antiguo cine, que ahora en lugar de butacas tiene 40 mesas temáticas que el ingenio del fileteador local Fabio Prieto convirtió en cálidos homenajes a Gardel, El Che, Chacho Müller, Alfredo Zitarrosa, Aníbal Troilo y Astor Piazzolla, entre otros, sin olvidar a Pocho Lepratti y Lalo de los Santos. También hay antiguos cabaret de Pichincha como Madame Safó y Telaraña, y una dedicada al Remanso Valerio.

   Sentados a la mesa dedicada al Negro Fontanarrosa, donde sobre un Mendieta eterno se recorta la taza de café, Franco y Mariano repasan satisfechos el entorno que incluye la bandeja original de la sala de cine y el escenario donde 60 años atrás se proyectaban las glorias del cine nacional. “A este lugar nos lo puso la providencia”, reflexionan entusiasmados. Y relatan que mientras buscaban un local leyeron una nota el 3 de mayo, donde La Capital daba cuenta de que el ex cine Carlos Gardel buscaba un destino.

   “Ese destino fuimos nosotros”, dicen seguros de haber salvado el sitio de un eventual supermercado o un estacionamiento donde no hubieran colgado jamás los dos primeros discos de Sabina (La Mandrágora y El Hombre de Traje Gris), en vinilo y traídos desde España. Ahora filetes y farolitos completan la ambientación que evoca al barrio capitalino de San Telmo, para “rescatar la atmósfera de Pichincha en la primera mitad del siglo XX”, explican.

   Amplio, profundo y “muy cerca de la gente”, el escenario corona el lugar con un fileteado imponente en el que se lee “Mano a Mano, Arte” y que según Franco y Mariano condensa el espíritu del proyecto que desde septiembre articulará con la Secretaría de Cultura municipal. l
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