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 sábado, 18 de agosto de 2007  
”Hoy las mujeres, si les va mal, dicen que no va más”
Linda Peretz dijo que la obra sigue vigente porque promueve la reflexión con humor

Rodolfo Bella / Escenario

¿El matrimonio dejó de ser una institución deseable? A juzgar por la obra “No seré feliz pero tengo marido”, no se puede hacer esa afirmación, pero como mínimo es posible reírse de las crisis conyugales. Para avivar la discusión esta noche regresa a Rosario Linda Peretz con el unipersonal basado en el libro del mismo nombre que escribió Viviana Gómez Thorpe.

   La actriz, que está transitando la séptima temporada, aclara que el relato no ataca a los hombres, pero añade con ironía que “en algún momento, para todas las mujeres los maridos son criticables”. Aunque, asegura, ese no es su caso. Peretz se presenta a las 21 en el teatro Broadway, San Lorenzo 1223, con esta obra que tiene, además, un extenso recorrido internacional.

   —¿La obra se valora igual en los distintos lugares donde va?

   —Debuté en 2001, y la verdad es que sí. La mostré en México, Barcelona, Madrid, Estados Unidos y Argentina. Son diez escenas que abordan distintos temas, desde el amor desmedido al auto hasta ese fenómeno que tiene el hombre a partir de los 50 que es el viejazo.

   —¿Qué tiene una obra para llevar siete temporadas en escena?

   —Esta tiene todo. Desde ya el título es muy sugerente. Más allá de la resignación que puede sugerir el título, creo que tiene que ver con la ironía en que está escrita la obra. Está basada en el libro que escribió Liliana Gómez Thorpe, que recopiló unas columnas que ella hacía en la radio y en las que hablaba mal de su marido. Es una autora muy inteligente, sagaz. Lo escribió con ese tono y en la adaptación de Manuel González Gil se respeta el estilo.

   —Después de todo este tiempo, ¿resulta difícil mantener la espontaneidad?

   —No, para nada. Ese es el trabajo del actor que es no mecanizarse y todos los días y en cada función motivarse de tal manera y pasar por canales creativos para que el público se crea lo que está pasando y yo poder hacerlo como si fuera la primera vez.

   —¿Las mujeres de distintas generaciones reciben de la misma forma las críticas a los hombres?

   —Lo que pasa es que mujeres conservadoras hay en todas partes. Si bien las mujeres jóvenes ahora se revelan muchísimo en contra de esta institución y son mucho más contestatarias. Hoy las mujeres jóvenes, si les va mal, son las primeras en decir esto no va más. Además con este título pueden revelarse muchas mujeres que de hecho son maltratadas, vapuleadas, que no quieren saber nada con el hombre que pueden hacerlas sentir mal en el matrimonio. Pero hay muchas mujeres a las que les fue bien en el matrimonio y se sienten identificadas en esta problemática de soportar ciertas diferencias con el marido, aunque la obra está escrita con ironía y humor.

   —¿Qué público te sigue, el femenino o el masculino?

   —Creo que hay una tendencia al público femenino, pero los hombres cuando van se sorprenden. Hablo mal de los maridos... (risas), pero en realidad no es una crítica desgarradora. No es una crítica que se inmola en el feminismo, sino que entra en la reflexión y el hombre se divierte. Creo que toco la fibra íntima del hombre y del matrimonio y termina siendo una gran catarsis.

   —¿Hubo alguna respuesta masculina que te sorprendiera?

   —Una vez le pregunté a un señor a quién quería más, si a su auto o a su esposa, y me respondió: “No sé, depende del auto que uno tenga...” (risas).

   —¿Cómo funciona lo que llamaste “el viejazo”?

   —Más allá de la atracción sexual que pueda tener por una jovencita, el hombre se siente reflejado en esta cosa juvenil; se sienten reivindicados, revitalizados y renovados. Creo que más allá de la atracción sexual, tienen miedo al deterioro.

   —¿Qué tiene tu marido de las cosas que decís en escena?

   —A él le gusta mucho lo que hago y no dice nada de lo que digo, sino cómo lo digo. El es un marido distinto al que tengo en el escenario. Ese del escenario no es mi marido. Quizás sea que el marido de la autora, no lo sé. Pero todos los maridos, para las mujeres, en algún punto son criticables (risas).


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Linda Peretz vuelve al ruedo con una obra que se ríe de los estragos de la convivencia.


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