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sábado,
28 de
julio de
2007 |
Evaluación del secreto de una vida
En la entrevista que este diario le hizo a Vilma Arzani en febrero, la mujer confesó que cuando tenía entre 8 y 9 años fue abusada sexualmente y en forma reiterada por un familiar próximo. Y que cuando pudo contarle eso a sus padres, horrorizados, le pidieron que guardara silencio. Hablar de lo ocurrido —aseguró que le dijeron— habría devastado la vida familiar. Por eso, durante 45 años Vilma (dijo su defensa), vivió encriptada en su secreto a sabiendas de que su agresor quedaría sin reproche.
Pero para el juez Carbone, “la visión (de la mujer) de que el supuesto hecho de violación sufrido en la infancia y su ocultación paterna, es más grave que la muerte violenta de sus propios padres, asoma como una postura histérica frente a lo que dice haber sufrido y se compadece con otras actitudes violentas asumidas en su vida”.
Además, Carbone entiende que de las declaraciones de Arzani “surge que comprendió cabalmente lo que hacía: pone palabras a sus hechos «fue una actitud demencial por no solucionar algunos conflictos»; asume los motivos que la impulsaron a matar y los describe”.
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