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sábado,
28 de
julio de
2007 |
Ex premier francés imputado en maniobra para difamar a Sarkozy
Villepin intentó impedir con falsas acusaciones el ascenso al poder del actual presidente. Enfrenta una posible condena de hasta cinco años de prisión y una multa de 500.000 dólares
París. — Jueces franceses pusieron ayer al ex primer ministro Dominique de Villepin bajo investigación formal por su papel en una supuesta conspiración para difamar a Nicolas Sarkozy y reducir sus oportunidades de llegar a la presidencia. Villepin se dirigió ayer a las oficinas de los jueces Jean-Marie d´Huy y Henri Pons pero se negó a declarar. Pronto se dio a conocer que los magistrados le comunicaron que estaba bajo investigación formal, un paso que podría conducir a un juicio.
Una fuente judicial dijo que Villepin había apelado contra una orden de supervisión de los jueces, que le impide reunirse con los otros implicados del caso, incluyendo al ex presidente Jacques Chirac, y establece una fianza de 200.000 euros, unos 273.000 dólares.
Villepin señaló que cooperaría completamente, pero agregó que no estaba involucrado en el caso en el que el nombre de Sarkozy apareció en una lista falsa de personas con cuentas en la sociedad financiera de Luxemburgo, Clearstream.
Rival político. El llamado “caso Clearstream” dominó la discusión política durante gran parte de 2006, en medio de sospechas de que Villepin había enviado a espías a investigar el caso en un intento por desacreditar a Sarkozy, entonces su rival en la carrera presidencial.
El ex premier, que dejó el cargo en mayo cuando Sarkozy asumió la presidencia, siempre negó haber cometido algún delito en los eventos que ocurrieron mientras estuvo en el gobierno, diciendo que sólo actuó como le exigían sus responsabilidades. “Quiero afirmar que en ningún momento solicité una investigación de personalidades políticas y que no participé en una maniobra de ninguna clase”, expresó. “He actuado para hacer frente a amenazas internacionales, a amenazas respecto a nuestros intereses económicos. Es únicamente en ese marco en el que he actuado, era mi deber como premier”, agregó el ex funcionario, quien cobró notoriedad mundial como vocero de Francia contra la guerra en Irak. Se prevé que el político sostenga que la investigación no debe ser llevada por magistrados comunes y que el caso debería estar bajo la jurisdicción de la Cour de Justice de la Republique, un tribunal especial que examina el actuar de los ministros.
El “caso Clearstream” surgió en 2004, cuando se enviaron unas cartas anónimas a un magistrado que afirmaban que Sarkozy —en esa época ministro de Gobierno—. y otros políticos importantes tenían unas cuentas relacionadas con la polémica venta de unas fragatas a Taiwán en 1991. Las acusaciones resultaron ser falsas y el foco de la investigación se volvió hacia los autores de la denuncia, dirigida aparentemente a perjudicar la imagen de Sarkozy.
Malestar. El caso puso de manifiesto la profunda hostilidad que rodeó la llegada de Sarkozy al poder en el seno de la centroderecha al finalizar los 12 años de mandato de Jacques Chirac. Las acusaciones contra Villepin se han fortalecido por recientes pruebas aportadas por el ex funcionario de inteligencia Philippe Rondot y el ex ejecutivo del grupo aeroespacial EADS, Jean-Louis Gergorin, quien reconoció ser el informante anónimo. De ser condenado, Villepin enfrenta una posible pena de hasta cinco años de cárcel y una multa de 375.000 euros (512.000 dólares). El ex premier juró luchar para que surja la verdad. l
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Villepin se negó a declarar y proclamó su inocencia en el caso.
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