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sábado,
28 de
julio de
2007 |
Saquean dos colegios y las directoras suplican por serenos
En una desvalijaron el comedor y en la otra los robos son constantes
Laura Vilche / La Capital
Las escuelas Nº 1.375 y 6.018, de la zona suroeste de Rosario, comparten lamentables coincidencias. Ambas fueron robadas más de una vez y antenoche fueron protagonistas de un nuevo saqueo. Desde la provincia argumentan que se está echando mano a la Brigada Escolar de Seguridad. Pero parece que el organismo recientemente creado hace agua. El panorama se complica si se tiene en cuenta que el teléfono de emergencia (472-8678) que funcionaba las 24 horas y que había instalado en 2004 la ex ministra Carola Nin en la Región VI, ya no funciona. Ahora pertenece a la repartición Construcciones Escolares.
“Acá no podemos terminar de construir la dirección y la biblioteca porque casi todas las noches entran a la escuela, nos roban materiales y nos rompen todo”, le dijo ayer a La Capital Bibiana Ferri, directora de la Nº 1.375, ubicada en Riobamba 7769, barrio Santa Lucía.
El establecimiento tiene rejas y alarma, pero el jueves a la noche niños de 9 a 12 años se burlaron de toda seguridad, ingresaron al local por sus techos y cascotearon el patio. “Esto ya es una costumbre y sólo se soluciona con un sereno”, dijo la maestra, quien agregó que en otras oportunidades les han robado ladrillos, quemado las llaves térmicas y sacado los fluorescentes.
A la Nº6.018, de Larralde 3305, no le fue mejor. A las 4.20 de ayer, el comando radioeléctrico apresó a un joven de 17 años, quien junto a un grupo que se dio a la fuga llevaba en un carro prácticamente todos los utensillos y alimentos del comedor escolar. Desde la comisaría 32 detallaron la carga: 4 paquetes de yerba, 40 de arroz, 61 de fideos, 20 de sal, 2 bidones de 5 litros de aceite, 12 kilos de chocolate en polvo, 49 de polenta, 177 tenedores y 172 cucharas, 20 hamburguesas, 5 pollos y 2 ventiladores, eran sólo algunos de los artículos del sabroso botín.
“Hoy los chicos de la escuela y los de la técnica de al lado (la Nº 346), para quienes también cocinamos, comieron sándwiches. Veremos cómo está la mercadería que se robaron, imagínese que la carne rompió la cadena de frío y no la vamos a utilizar. Nos pasaremos el fin de semana evaluando cómo resolveremos el menú en los días por venir, esto no es fácil, alimentamos a cientos de chicos, y todo es con mucho esfuerzo”, lamentó la directora Marcela Malpelli.
Si bien gran parte del botín se recuperó, varias cacerolas y una cortadora de fiambres ya son parte del recuerdo. Esta escuela no termina de recuperarse de sus pérdidas. El año pasado (3 de mayo de 2006) quedó envuelta en llamas. La policía había apresado a dos jóvenes de 14 años a quienes se los responsabilizaba de haber prendido fuego a una galería, el episodio provocó el derrumbe de sus techos y ocho aulas quedaron inutilizadas.
Brigada y teléfono. El subsecretario de Seguridad Pública, Gustavo Peters, dijo que no estaba en planes de la provincia colocar serenos en los establecimientos escolares. “Nosotros contamos desde hace meses con nuestra Brigada Escolar; desde el Ministerio de Educación nos informan cuáles son las escuelas con problemas y allí van los agentes, dan charlas a la comunidad y refuerzan la seguridad con más controles y patrullajes”, remarcó el funcionario.
Cuando este diario le preguntó al delegado local de Educación, Humberto Cancela, sobre el funcionamiento efectivo de la brigada, dijo que “justamente” había quedado en una reunión con el jefe de policía de Rosario, Daniel Ruiz. La idea es reforzar el servicio en estas escuelas del suroeste, el sector donde abundan los colegios saqueados (son unos 40 los más violentados en la ciudad).
También se le preguntó al funcionario sobre el teléfono que se había instalado hace tres años con el fin de que la regional recepcione llamadas de emergencias las 24 horas.
—¿No existe más ese servicio, Cancela?
—Sí.
—Pero llamamos y atienden de Construcciones Escolares.
—Ah, entonces debe haber cambiado. Espere... Mire, me dicen acá que, luego de la terrible tormenta durante la que se absolutamente inundó todo (ver aparte), el servicio dejó de funcionar.
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