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domingo,
08 de
julio de
2007 |
Política. Las restricciones en el suministro de gas y electricidad encendieron la discusión sobre la viabilidad de los planes para reducir el consumo
Qué hicieron otros países frente a la crisis energética
En Brasil bajaron la demanda un 20%. Chile apuesta a modificar su matriz energética
Patricia Martino / La Capital
La escasez de energía no es un mal exclusivo de la Argentina. Otros países también atravesaron situaciones similares y pusieron en marcha una bateria de medidas para rápidamente responder a la coyuntura. Los planes instrumentados pasaron por el ahorro energético en todos los sectores de la sociedad.
La crisis en la Argentina se generó por el constante aumento de la demanda de energía, fruto de una reactivación económica que requería más electricidad y gas para continuar por el sendero del crecimiento.
Las casi inexistentes inversiones en el sector energético atentaron justamente contra el incremento de los requerimientos de las industrias.
Sin embargo, si bien las causas que llevan a un escenario de crisis energética tienen su particularidades según cada país, la solución para rápidamente disminuir el impacto de la escasez de gas y electricidad parece tener como denominador común extremar el ahorro y hacer participar del mismo a toda la población.
Las dificultades energéticas no son una novedad para la Argentina pero este año la situación se volvió más crítica.
La temprana llegada de las bajas temperaturas llevó a adelantar los cortes de gas y restringir la provisión de electricidad a la industria antes incluso de que comenzara el invierno.
Como consecuencia, si años anteriores los sectores productivos habían absorbido sin demasiadas quejas los problemas en la producción y los aumentos de costos que traían las restricciones energéticas, durante 2007 los planteos para superar esta situación trascendieron las puertas de las fábricas.
Aunque el gobierno nacional arremete una y otra vez con la idea de que la crisis no existe, los gobiernos provinciales, que sienten en forma directa el reclamo de las empresas, comenzaron a diseñar algunos planes de ahorro de energía, alternativas que utilizan como modelo las medidas puestas en marcha en otros países para superar las dificultades energéticas.
Los casos de Brasil y Chile
Daniel Montamat, ex secretario de Energía de la Nación, recordó la experiencia de Brasil en el 2000. La base del plan de ahorro del vecino país en aquella circunstancia tuvo tres ejes. Primero, el reconocimiento del problema y explicitación de la crisis a la sociedad, luego la puesta en marcha de un programa de ahorro que involucró a todos los sectores y, por último, la implementación de un sistema de premios y castigos que indujo el ahorro.
“Brasil logró reducir la demanda un 20%”, apuntó el titular de la consultora Montamat y asociados.
Alberto Rosandi, titular de la consultora energética Eiys, mencionó que el gobierno de Fernando Herique Cardoso debió enfrentar una crisis por el bajo nivel de agua.
“Dado que en su matriz energética predominaba la hidraulicidad, a partir de esta situación comenzaron la búqueda de nuevos insumos, trabajaron fundamentalmente en la parte marítima, en el gasoducto con Bolivia y en la concientización de la población”, señaló el analista.
Jorge Saldaqui, director de la consultora energética rosarina South Pool, advirtió que la primer medida de Brasil fue”reconocer que existía un problema energético serio” y después “diseñar un plan de racionamiento”.
En ese sentido, brindó un minucioso detalle de las medidas que implementó para salir de su crisis energética en el 2000.
Todo aquel usuario de más de 100 kw debía reducir un 20% su consumo. Si no, era multado con duras penas.
“Este era un universo más grande que los afectados hoy en la Argentina por la resolución 1281, que toma como parámetro a los usuarios de 300 kw”, indicó y agregó que “todo aquel que incumplía se le aplicaban tres días de corte total y seis días para los reincidentes”.
El gobierno brasileño también decidió que no se realizaran espectáculos nocturnos y dejó de iluminar monumentos.
Además redujo un 35% el alumbrado público y las empresa tuvieron que limitar su consumo de energía al 75 u 80% de los mismos meses del año anterior.
Si se excedían, pagaban la diferencia un 500% más caro, precisó el consultor.
Chile es otro de los países que hoy vive un escenario energético crítico. Rosandi explicó algunas de las medidas que impulsa su gobierno para sobrellevarlo. “Por la escasez de gas natural usan gas natural licuado que se transporta por buque. En electricidad, hay un problema importante porque no tienen el manejo suficiente de energía nuclear y tienen centrales a carbón con alto impacto ambiental.
Están pensando en generación distribuida y estudiando las energías alternativas”, dijo.
No obstante, en 2009 el escenario para Chile será otro porque entrará en producción una planta de procesamiento de gas natural licuado, que reemplazará un 40% del gas importado de la Argentina. Las cuatro empresas involucradas en la planta de licuefacción deben invertir US$ 930 millones. Además en 2010 comenzarían a funcionar dos centrales hidroeléctricas que se proyectan en las cercanías de Santiago de Chile.
Como antecedente a tener en cuenta, Saldaqui recordó la crisis energética argentina del 88, que se generó por una situación hidrológica pobre. “Hubo problemas en El Chocón que debió salir de servicio por una fisura y las centrales nuclerares tenían un comportamiento inestable. Eso produjo una alta indisponbilibidad. El parque generador que estaba en manos del Estado le faltaba mantenimiento y cuando viene el escenario de crisis el gobierno reacciona con cortes programados y poniendo en servicio las máquinas indisponibles, además compró cuatro turbogas de 25 Mw cada una y puso dos en San Nicolás y dos en Santa Fe que ayudaron a palear ese déficit de generación de energía”, puntualizó.
Respecto a la situación actual, Saldaqui señaló que los problemas surgen porque desde 2001 no se incorporó generación nueva, salvo algunas ampliaciones. “En el corto plazo al no poder incrementar la generación no queda otra que reducir la demanda, pero para no estar eternamente en esta situación además de las inversiones anunciadas se necesitan más y nuevas inversiones”, subrayó Saldaqui y recordó que “la última máquina de cierta importancia instalada fue en 2003 con el ingreso de 125 Mw en Tucumán ,de Pluspetrol, mientras que en 2001 la última central construida fue la de San Nicolás, que aporta 800 Mw”.
Entre 1994 y 2002 se instalaron en la Argentina 12 usinas de ciclo combinado de última generación lo cual llevó una inversión de más de 6 mil millones de dólares y sumó 6 mil Mw de potencia. “Esto sobreofertó al país, pero no podés parar el ritmo de incoporación, aún teniendo una PBI 0, el crecimiento de la población requiere un crecimiento del 2% de energía anual”, resaltó.
Rosandi, en tanto, se manifestó a favor de crear condiciones propicias y sutentables para la exploración y explotación del negocio energético. Por ahora la materia pendiente de la Argentina.
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Los cortes de energía, en Argentina, afectan especialmente a la industria.
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