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 domingo, 08 de julio de 2007  
Todo a su cargo y con un ex esposo “papá pochoclo”

“No sé qué responder. Soy divorciada y no son pocos los frentes que debo cubrir”, se sinceró la titular de la Comisaría de la Mujer, Mariel Arévalo, cuando La Capital la invitó a contar cómo distribuye las tareas del hogar y el cuidado de su hija. La respuesta: todo recae sobre ella.

   —Pero su ex marido sigue siendo el padre de la nena, ¿o ya no tiene obligaciones al respecto?

   —Para ser franca, es un típico papá pochoclo. Esos que llegan algún que otro fin de semana con una gran sonrisa y un paquete más grande de pochoclo.

   Arévalo conduce un área donde se denuncian hechos de violencia y abuso de la mujer. Paradójicamente, su experiencia ilustra, a través del divorcio, el modo en que —con frecuencia— se naturaliza que las funciones competentes a ambos padres se concentren sólo en la mujer.

   Su trabajo supera ampliamente las 45 horas semanales, por lo que se encuadra en la categoría de “sobreocupada”. Por las noches estudia, atiende a la nena y, en gran medida, también a sus padres.

   Dos días a la semana le paga a una empleada que realiza las tareas gruesas de limpieza, pero el resto está a su cargo, como miles en Rosario. Claro que en su caso, debe escuchar a diario los padecimientos de otras mujeres.


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