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 sábado, 07 de julio de 2007  
Concurso
Las luces del Bicentenario
El proyecto para la remodelación del edificio de ingreso al Hospital Centenario representa una apuesta sencilla, respetuosa y contemporánea

Textos: Aníbal Fucaraccio

El Hospital del Centenario está delineando su nuevo perfil. Tendrá la imagen del bicentenario. Luego de un concurso provincial de ideas, el proyecto ganador de la remodelación del edificio de ingreso de los arquitectos rosarinos Gerardo Caballero y Ariel Giménez espera la puesta en marcha de una propuesta de intervención sencilla, respetuosa y contemporánea que recalificará al tradicional centro de salud y a su entorno urbano inmediato.

Los autores de este proyecto estudiaron juntos en la Facultad de Arquitectura de la UNR y más tarde fueron socios en la etapa profesional. Después Giménez se trasladó para desarrollar sus tareas profesionales a España. Pasaron 15 años pero el afecto y el respeto entre ellos se mantuvo inalterable. Por eso, cuando Giménez regresó del viejo continente, el concurso del Hospital Centenario otorgó la oportunidad de volver a trabajar juntos y no la desaprovecharon. La conclusión del reencuentro no pudo ser mejor, ganaron el concurso y están en el umbral del inicio de la obra.

—¿Cómo surgió la idea de presentarse al concurso?

—Fue una iniciativa de Ariel. Era una buena oportunidad para volver a trabajar juntos. El programa era muy atractivo porque se trataba de un edificio con mucha voluntad social y además, la ubicación en la ciudad hacía que tenga un impacto urbano muy importante con la terminación de avenida Francia y la puerta de entrada al hospital. (Caballero)

—¿Por qué lo buscó a Caballero para el proyecto?

—No fue una búsqueda, fue un reencuentro, ya que hacía 15 años que no hacíamos nada juntos y contábamos con una historia común como estudiantes y profesionales. Nuestra vida en común es muy importante y nuestro pensamiento en la arquitectura también. Cada uno a su manera, nunca nos salimos de los carriles de las propuestas que entienden a la arquitectura como una forma de vida y no una profesión. (Giménez)

—¿Qué les provocó este reencuentro?

——La verdad es que a pesar de la distancia siempre estuvimos en contacto. Creo que se dio un momento donde compartimos el hecho de trabajar con bastante lógica y sentido común. Este proyecto fue una linda experiencia que nos tomó en una etapa más madura, menos naif como profesionales y entonces buscamos hacer algo que tuviera sentido. Estábamos seguros de que en un proyecto de un hospital público no había espacio para experimentar. (Caballero)

—¿Cuáles eran los puntos determinantes del programa?

—La posición del edifico estaba muy acotada. Sobre todo por las preexistencias y por la entrada del sector de urgencias. Existen edificios grandes detrás de los quirófanos y otros bloques grandes que había que mantener. El concurso daba prácticamente la ubicación y no podía haber un juego en ese sentido. Por eso, casi todas las propuestas fueron volumétricamente similares en cuanto al tamaño. (Caballero)

—Entonces, ¿por dónde pasaba la apuesta?

—Por resolver las plantas y los accesos al nuevo hall. En ese sentido, nuestra propuesta fue revertir lo que serían naturalmente las plantas y la disposición de los locales en las plantas ya que pusimos la circulación y las esperas hacia el frente del edificio —aprovechando, la orientación y las vistas— y dejamos en la parte posterior los consultorios. Y otra apuesta fuerte fue el ingreso que en vez de obedecer a la simetría del conjunto entra un poco más de costado y con eso pudimos ganar mucho recorrido y espacio. Esa fueron las virtudes que más destacó el jurado. (Caballero)

—¿Cómo calificarían al proyecto?

—Es muy sencillo. Sabíamos que estábamos pensando un hospital y no una biblioteca ni un centro cultural. Es una obra que tenía que funcionar bien, no debía tener grandes pretensiones espaciales y por eso le prestamos más atención a la materialización, al mantenimiento, a la iluminación y la higiene. (Caballero)

—Hay una serie de calificativos que tiene el proyecto que logra dar vuelta las cosas para llegar a una respuesta muy sencilla y simple pero que sin dudas recalifica. (Giménez)

—¿Cómo fue la resolución material?

—Tiene un frente vidriado y una estructura de hormigón muy sencilla. Eso servirá para modificar cosas sobre la marcha y para resolver la infraestructura. Para eso hicimos un basamento de granito y losas de hormigón planas, sin vigas, que facilitan el movimiento de tabiques interiores livianos y las instalaciones. (Giménez)

—¿Qué buscaron con las transparencias?

—Buscamos hacerlo contemporáneo. Es un objeto con transparencias y con velocidad que provoca dar vuelta la “sensación deprimente” de las preexistencias. El entorno directo en avenida Francia así como la gran explanada de adelante del edificio con una forestación que es magnífica, todo se va a recalificar con este edificio lineal que mide 100 metros y que trata de enlazar los dos antiguos pabellones existentes en los extremos. La doble piel de cristal al norte va a estar bastante contenida por la forestación existente (Giménez)

—¿Qué detalles destacarían?

—Había una gran preocupación por los pasillos interiores porque la gente los usa como lugares de espera. Por eso acondicionamos los cerramientos laterales con cristales que no llegan de piso a techo para hacer más agradable la espera. (Giménez)

—¿Cómo influyó la imagen previa de deterioro?

—El deterioro urbano inmediato y del hospital era increíble. Por falta de inversión y por desidia. El concurso planteó dos partes: el edificio de acceso de aproximadamente 5 mil metros cuadrados y luego un master plan que contiene todo el arreglo urbano que tiene que ver con las calles perimetrales y los pasillos interiores. Pensamos que un edificio nuevo, de vidrio y limpio, puede contrastar con lo más oscuro que sugiere el conjunto. La propuesta es muy respetuosa pero también muy contemporánea. El impacto sobre avenida Francia puede ser muy importante como pieza de remate. (Caballero)

—Es un edificio heterogéneo con intervenciones aisladas y la ausencia de un hilo conductor en cada una de ellas.

—Lo recorrí dos o tres veces antes de hacer el concurso y la sensación de opresión y oscuridad al pasar por debajo de esa marquesina es muy grande. El conjunto original (tal como el Hospital Italiano) tiene una fuerza natural que si se hubiera intervenido correctamente podría haber sobrevivido más saludablemente. (Giménez)

—¿Cómo pensaron el tratamiento de luces?

—Las fachadas de los consultorios tienen el ingreso de la luz por arriba de las puertas, contienen colores y al estar en paralelo con la fachada de cristal, el edificio desde afuera toma el color de la fachada interior. Entonces, de noche, puede ser una luminaria multicolor en la primera planta. (Giménez)

—¿Sugiere aspectos especiales el hecho de pensar un hospital público?

—En absoluto. No se puede calificar de público o privado al momento del pensamiento. Puede haber más o menos limitaciones, pero la propuesta en sí tiene tan poca intención de reparar en los costos que está muy bien plantada, ya sea para lo público o lo privado. En este caso era para lo público y nos gustó mucho porque es uno de los centros de atención más importantes de la zona. (Giménez)

—¿Qué le aportará este edificio a la ciudad?

—Urbanísticamente es uno de los pocos edificios que quedan emplazados en la fuga de avenida Francia. Esta obra sería como una gran linterna al fondo de la avenida, matizada por las palmeras. Hay un sentido dinámico de luz. Y a pesar de estar contenido por las bases del concurso, la longitud del mismo y su carácter de baja altura recompone el hospital y es una pequeña muestra de cómo hacer arquitectura dentro de un programa complejo. Para eso llegamos a una respuesta muy simple en cuanto a imagen y a propuesta urbanística. Será un mojón para recomponer el espacio público. (Giménez)

—¿Qué les dejó a ustedes proyectar esta obra?

—Es el proyecto ideal para un profesional de la ciudad. Es un edificio público, que mejora el espacio público y eso es muy gratificante. (Caballero)

—Es la intervención urbana de un edificio público de salud. Difícilmente, ningún otro tipo de edificio puede ser tan útil. Hay un planteo urbanístico y las intervenciones puntuales recalifican el entorno directo. El urbanismo contemporáneo va por este camino. (Giménez)
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