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sábado,
26 de
mayo de
2007 |
La última noche de patrullajes
Javier Patat, Juan Romero y Carlos Quintana cumplían con su labor de patrullar la ciudad de Casilda la madrugada del 11 de mayo cuando de repente el destinó los sorprendió. Al llegar al cruce de Fray Luis Beltrán y Lavalle, cuando los tres iban en un móvil del Comando Radioeléctrico, a Romero se le escapó un tiro que hirió a Patat, quien manejaba.
En medio de la desesperación, la unidad siguió su marcha y recién se detuvo a casi 200 metros, luego de que Quintana, quien estaba en el asiento trasero de la Ranger doble cabina, tomara el control del volante y Romero lograra correr del acelerador el pie de un inerte Patat. Al descender y ver que su compañero ya no tenía chances de vida, Romero se suicidó con su arma reglamentaria, la misma con la que había matado a Patat. Fue muy cerca del hospital San Carlos, donde ambos fueron trasladados ya sin vida.
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