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sábado,
19 de
mayo de
2007 |
Suegra de un narco deberá seguir presa
El juez federal Jorge Ballestero negó ayer la excarcelación a Lili Lucila Enriquez Alarcón, suegra del narco peruano Marcos Antonio Estrada González, acusado de comandar una de las bandas que a sangre y fuego se disputan el negocio de la droga en la villa 1-11-14, en el Bajo Flores de la Capital Federal. La mujer, de 59 años, fue detenida el 6 de mayo en un megaoperativo de Gendarmería en las entrañas de la villa. El juez resolvió que Doña Lili deberá seguir presa e imputada de ser “organizadora” de una asociación ilícita destinada a la venta de drogas.
Doña Lili fue la única familiar del Marcos, el narco cuya captura se buscó en el megaoperativo que terminó con 20 detenidos y el secuestro de 2 kilos de cocaína.
La mujer se negó a declarar ante el juez, quien hizo lugar al planteo realizado por el fiscal Miguel Angel Osorio para no excarcelar a la suegra de Estrada González. Ahora, el juez debe resolver la situación procesal de la mujer así como de otros detenidos.
El megaoperativo encabezado por efectivos de Gendarmería contó con más 450 efectivos, 30 vehículos y un helicóptero. El blanco del operativo no era otro que Marcos, apuntado en varias investigaciones como jefe de uno de los dos grupos que mantienen una feroz guerra por la venta de droga desde la villa 1-11-14. Una guerra que ya dejó por lo menos 15 homicidios.
Una postal de esa batalla fue la conocida como masacre del Señor de los Milagros, el 29 de octubre de 2005. Ese día, en una procesión religiosa dentro de la villa, fueron asesinadas a balazos cinco personas, entre ellos un bebé de siete meses. Marcos está prófugo y se supone que podría haber huido tras robar una avioneta en un aeroclub de Saladillo días antes del operativo armado en su búsqueda. Las últimas noticias sobre su paradero indican que podría estar escondido en Bolivia. l
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