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 sábado, 19 de mayo de 2007  
Yo creo: "Verdadera transgresión de la tevé"

"Hoy un transgresor es cualquier tipo solidario, alguien que piensa en colectivo y para bien de la gente". Así definía Norman Briski, en años en que arreciaba la ofensiva neoliberal y su individualismo, su idea de transgresión. El vocablo, con su aureola positiva y "progre" hoy se usa vaciado de contenido para calificar desde bufonadas de adolescente como engullir en cámara un alfajor de una sola vez, hasta estar voluntariamente preso cuatro meses mostrando miserias humanas a cambio de unos mangos. Pero hay más graves pérdidas de valores para este boletín: un paro cardiorespiratorio casi le cuesta la vida al cantante melódico Sergio Denis, mientras efectuaba una gira por Paraguay. El artista fue ingresado sin signos vitales a un sanatorio de la ciudad de Asunción donde fue reanimado y pocas horas después ofrecía una recuperación tan clara que algunos médicos que lo atendieron calificaron al hecho de "milagroso". Apenas circuló la información del hecho, una innecesaria y bastardeada idea de trasgresión se apoderó de algunos espacios televisivos y sin reparar que estaba de por medio la vida de un ser humano, no faltaron bromas de pésimo gusto sobre las causas del problema o referidas al lapso durante el cual el cantante no ofreció signos vitales a los médicos y hasta una participante de Gran Hermano que se atribuye relaciones con el cantante corrió presurosa a visitarlo y colgada de su efímera fama y de la bastante más sólida popularidad del cantante, apareció como opinóloga ante cuanta cámara le pusieron delante. La vida humana es un valor supremo y pese a todo lo ocurrido en el país, y aunque a veces a las patadas, la idea se instaló en la gente que, entre otras cosas, oficia de telespectadora. Cabe preguntarnos: ¿cuáles son los parámetros éticos en los que se mueve la televisión argentina? ¿La verdadera transgresión no consistirá en introducirlos?
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