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sábado,
19 de
mayo de
2007 |
Cosas de
la avaricia
El domingo 6 de mayo pasado nos enteramos a través de La Capital de un fraude cometido en nuestra ciudad por una suma superior a los 65 millones de pesos. Esta estafa a los ahorristas nos retrotrae a otra de años atrás, hecho perpetrado por una caja perteneciente a profesionales de la construcción. Vivir para acumular millones de pesos no es un delito, sino un vicio de la sociedad para quien el ahorro deja de ser una prevención para convertirse en avaricia, pecado capital según la Iglesia. Sobre esto, muchas obras literarias se explayaron con lujo de detalles. Una, quizás la más recordada, fue “El avaro”, de Juan B. Poquelín Moliere. es el retrato, en esencia, de un hombre capaz de vender su alma al diablo por dinero. Otra dimensión de la avaricia es la usura, actividad generalizada por muchas personas _mal fichadas a veces de judíos_ y argumento que sirvió para sembrar el antisemitismo. Hechos como los mencionados al principio de esta nota vienen ocurriendo desde que el mundo es mundo. La Biblia tiene muchos pasajes insertos en el antiguo testamento, como así también a lo largo de la historia universal. En el siglo XIV, una de las historias más polémicas con respecto a la avaricia fue el acto de piratería perpetrado por Felipe El Hermoso y el Papa Clemente V, llevado a cabo contra los templarios. Con el tiempo, los templarios, ganándose la confianza de reyes y nobles, lograron concretar un sistema de envío de dinero y suministros desde Europa a Palestina. A raíz de esos grandes ingresos de capitales desarrollaron un eficiente sistema bancario que se tradujo en una enorme fortuna. Felipe El Hermoso y el Papa Clemente V, presos de avaricia y llevando a cabo una inicua campaña de difamación en perjuicio de los templarios se apoderaron, confabulados, de aquellas riquezas. Ambos hacen detener al jefe de la organización, Jacques de Molay, y a sus principales lugartenientes, a quienes acusados de sacrílegos los hacen quemar en la hoguera. Y así, la avaricia hoy con el mote de corrupción llega a los actuales hombres de gobierno que pueblan el planeta, tema que daría para muchas cartas más.
Roberto Linares
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