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miércoles,
16 de
mayo de
2007 |
Cuna de talentos que alcanzaron la fama
Pavón Arriba también es tierra de famosos, por ejemplo el cantautor Ignacio Copani, quien vivió en una chacra ubicada a tres kilómetros del pueblo hasta los cuatro años y a pesar de que su familia se mudó siguió visitando el lugar los fines de semana y en vacaciones.
“Me siento muy orgulloso, donde voy siempre digo que soy de Pavón Arriba; es parte de mi identidad, ahí están enterrados mis abuelos y mi viejo”, relata con emoción. “En el pueblo soy uno más y todavía me dicen Ignacito. Es un lugar muy gringo y con muchos sicilianos, siempre me llamó la atención que casi todos los apellidos terminaran con “i”.
“Recuerdo haber vivido sin luz, agua ni gas, usábamos sol de noche, los molinos y heladera a kerosén. Mis familiares fueron pioneros en el cultivo de soja y la granja era muy grande, llegamos a tener 7.000 conejos”.
Parte de esos momentos están en su página web, donde narra que los parientes recuerdan su tempranísima vocación de cantor. Dicen que subido en sillas o mesas aturdía a la concurrencia “gritando” la zamba Sapo Cancionero. Creo que no era desafinado pero ponía mucho ímpetu y poco matiz”. Algunas de sus tantas melodías llenas de chispa y humor tuvieron su fuente de inspiración en las vivencias del pueblo. Tal es el caso de la letra de “Cuantas minas que tengo”.
“De adolescente me juntaba con mis amigos para ir al arroyo y a la noche a bailar a Acebal. Luego contábamos un montón de historias y conquistas pero casi todas eran mentiras”. Su esencia rural también lo inspiró en parte a la letra de “Lo atamos con alambre” que —según describe— “desde su lado elogiable tiene que ver con las tareas del campo y los talleres”. Sin embargo, reconoce que el pueblo “tiene sus cosas” y que por el hecho de ser local pudo tocar solamente una vez en Pavón. “Fue en una Fiesta del Durazno, aunque para mí fue muy emotivo porque mi abuela me pudo ver ya famoso”.
Asegura que toda la familia tiene planeado terminar sus vidas en el pueblo y con su característico humor remarca que “en el cementerio ya hay por lo menos tres Ignacio Copani, así que capaz me ahorro una chapita”.
En Pavón también se formó la banda El Vagón. Fue por 1994, cuando Julián Miretto, Gerardo Grotta y Sebastián Calegari empezaron a tocar en la salita de la abuela de Sebastián. Los acompañaban haciendo voces Sabrina y Daniela, mientras otros amigos cebaban mate.
En 1997 ganaron el concurso Rosario Rock y al año siguiente en la iglesia de Pavón Arriba presentaron La Biblia, de Vox Dei. Un año después actuaron en la Fiesta Provincial del Durazno como soporte de León Gieco.
Germán Gallo es otro local que trascendió en el ámbito deportivo. Jugó en los clubes Boca Juniors, Chicago, Arsenal, Argentino de Quilmes, Tiro Federal y en Guatemala. Pero luego de dejar el fútbol profesional no dudó en volver a su tierra. “Me costó desprenderme del pueblo y de los afectos, no veía la hora de tener días libres para poder regresar”, recuerda.
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