El proyecto más ambicioso de unión política y económica

Europa discute nuevos rumbos luego de 50 años de integración

Competividad, crisis previsional y nuevos socios figuran en la agenda comunitaria

Jorgelina Hiba

Llegaron los 50 años para la Unión Europea. El mega bloque político y económico compuesto por 27 países ya es, con casi 500 millones de habitantes, la primera potencia e conómica y comercial del mundo. Cinco décadas después de la firma del Tratado de Roma, Europa festeja la ausencia de guerras, el éxito de su moneda común y los altos niveles de vida que la mayoría de los países que la componen supieron conseguir. Aún así, el viejo continente se siente en crisis y mira con cierto escepticismo el futuro inmediato. El rotundo no de Francia y Holanda (dos miembros fundadores, al proyecto de Constitución) el debate histórico-religioso desatado en torno a la hipotética inclusión de Turquía, y el persistente envejecimiento de su población ponen a prueba los reflejos de Europa. En ese contexto, las relaciones comerciales con el Mercosur no logran superar las trabas de una relación asimétrica nunca resuelta.

Los 50 años de vida del Tratado de Roma —firmado el 25 de marzo de 1957— actualizaron la discusión sobre el éxito o el fracaso del modelo de integración política, económica y social adoptada por ese continente.

En realidad, el cumpleaños sirvió para sacar a la luz un malestar que saltó con fuerza ante la opinión pública durante 2005, cuando los réfendums convocados en Francia y Holanda para ratificar o no el proyecto de un texto constitucional europeo terminaron con claras negativas por parte de esas dos naciones a la propuesta elaborada desde Bruselas.



Los desafíos

La resolución de ese atasco institucional, sin salida clara por ahora, dependerá en buena parte de lo que pase en las presidenciales francesas de fin de mes, donde una eventual victoria del conservador euroescéptico Nicolas Sarkozy supondría una derrota dura de digerir para los que sueñan con más y mejor Europa. Otro punto caliente de la agenda europea tiene que ver con las futuras incorporaciones. La opción del fichaje de Turquía, un estado laico pero con fuerte presencia política islámica, les pone los pelos de punta a varios de los 27 miembros de la Unión, con la ultraconservadora Polonia a la cabeza. Según una encuesta elaborada y publicada por la propia UE, el respaldo a las nuevas incorporaciones es muy bajo en algunos estados considerados clave.

Un tercer frente de tormenta es el del creciente envejecimiento de la población, una auténtica bomba social que repercutirá sobre todo en la viabilidad de los sistemas de salud pública y en las cajas de jubilaciones. Según proyecciones de la UE, en 2010 habrá más europeos de sesenta años que de 20.



El Estado del bienestar

Cuando la canciller alemana Angela Merkel enumeró los logros de la UE el mes pasado durante los festejos en Berlín, se apoyó en el ejemplo del euro, que para el ciudadano común es la cara visible de la integración económica. “No hay dudas de que la integración monetaria de Europa ha sido un éxito”, afirmó Iris Laredo, conocida investigadora de la Universidad Nacional de Rosario, doctora en Diplomacia por la Universidad del Litoral y master en Relaciones Internacionales de la John Hopkings Unniversity. “En 50 años Europa ha avanzado de manera notable, sobre todo si pensamos que se han logrado integrar países de la ex órbita soviética, y otros que al momento de su ingreso eran subdesarrollados, como Grecia y España”, agregó la especialista. Aún así, buena parte de los europeos tienen la sensación de que, de a poco, el edificio del estado de bienestar construido en la posguerra va cediendo ante la topadora de la globalización y la competencia de EEUU y Asia. “La UE alcanza sus 50 años en crisis”, tituló su editorial del pasado 25 de marzo el diario El País de Madrid, el más influyente de habla hispana.

José Barroso, presidente de la Cómisión Europea, durante el aniversario del Tratado de Roma.