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 sábado, 07 de abril de 2007  
Alta en el cielo, aquí en la tierra
La historia viva de una mujer que trazó su propio destino. Recuerdos de la dibujante que colaboró en el anteproyecto del Monumento a la Bandera

Guillermina Sivack / arquitecta

Rosita fue alumna de Angel Guido, pero no sólo eso. Colaboró con el arquitecto en darle forma a los dibujos del proyecto ganador del Monumento a la Bandera. A los 92 años, lejos de pensar sus dias como atardeceres, articula su vida en un eterno "Aurora". Dora Rosa Rodríguez Dondiz de Peña nació (de manera casual) en Barcelona, el 9 de agosto de 1915. Por cuestiones de trabajo de su padre, su familia, que por aquel entonces vivía en Salta, se radicó en España por algunos años y ésa fue la tierra que la vio nacer.

Hija de un contador, creció entre libros y colores. Aprendió de su padre el amor profundo por el dibujo y la pintura. Pasión que mantiene viva en la actualidad. Con 92 años vive en Córdoba capital, rodeada de recuerdos. La decoración de su departamento se debate entre artesanías que ella misma realiza y recuerdos de su paso por el estudio de arquitectura de Angel Guido.

Primero fue su alumna en el profesorado de dibujo (se graduó en Rosario en 1938), para luego ser la única dibujante mujer en colaborar en el estudio del ingeniero durante el concurso de anteproyectos del Monumento Nacional a la Bandera.

Con inmensa pasión y la memoria intacta, Rosita cuenta a Estilo los primeros encargos que Guido le hacía a ella y a sus hermanos, Carlos y Enrique, para dibujar el Plan Regulador. "Eran planos tan grandes que teníamos que armar la mesa de dibujo en el patio porque no entraban en la habitación. Una vez una vecina tiró un baldazo que nos mojó la lámina y tuvimos que rehacerla", recuerda Rosita.

Los planos para el concurso del Monumento fueron dibujados en el estudio que Guido armó en un garage contiguo a su casa. "Lo que caracterizaba al ingeniero era su caballerosidad", recuerda Rosita, que mantiene intacta la admiración hacia su maestro y junto con ello, guarda cada testimonio y recuerdo del proyecto que dejó huellas imborrables en su vida. Libros con bellas dedicatorias escritas a mano por el mismo Guido y medallas son algunos de los mojones que mantienen viva la historia de aquellos años.

"Teníamos una libretita donde cada uno de los dibujantes anotábamos la hora de entrada y salida. Era tal la confianza que ponía Guido en nosotros que jamás se le ocurrió a nadie anotarse ni un minuto de más", comenta Rosita. Fue bajo este clima de trabajo que surgió el proyecto ganador.

Cuando se le pregunta a la señora de Peña porqué resultó ganador el proyecto de Angel Guido, opina que "era perfecto por donde se lo mire, no le faltaba ni le sobraba nada, y su simbolismo tenía tal potencia que aunaba a las partes dentro de un todo". Al respecto cuenta que ella pintó cada pieza de mármol representada en los planos, las letras, y todos los detalles.

Actualmente Rosita conserva esa fuerza y pasión que la convierten en un ejemplo para cualquier mujer. Entre otras actividades, colabora en la administración del edificio donde vive, pinta, hace manualidades y, como dice una de sus vecinas, "puede hacer de un corpiño, un traje de novia".

En una síntesis de su vida, lo primero que viene a la mente es el seudónimo con el que fue presentado el proyecto ganador del Monumento: nada menos que "Invicta".
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Rosita Dondiz de Peña recuerda con cariño su paso por el estudio de Angel Guido.

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