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sábado,
07 de
abril de
2007 |
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Café del Bajo
-Fin de nuestros mensajes para estas Pascuas judías y cristianas, Pascuas en las que, lamentablemente, mucha gente es esclava en el Egipto del dolor, en la cruz del sufrimiento. Pero de Egipto se sale y de la cruz se resucita. Y quiero terminar diciendo, amigos, que la fe es una fuerza mental poderosa y capaz de las proezas más grandes e impensadas. Especialmente cuando a la fe en uno mismo se adjunta la fe en Dios. Luego esperanza. No se trata de la vulgar espera, pasiva y cómoda. La esperanza es una espera activa, determinada por el pensamiento, la palabra y la obra. Se espera con la firme confianza de que lo deseado llegará y obrando para ello. Un hombre de fe no detiene su mirada en el dolor y su causa, sino en la serenidad futura que está convencido que le sobrevendrá. Un hombre esperanzado piensa cada día, a cada momento: "Lo lograré", e imagina el momento de alegría y paz. Estos pensamientos, no son vanos, cultivan el inconsciente que, como el psicoanálisis sabe, es poderosísimo. Por último el amor. Un ser humano que tiene fe y esperanza no puede abdicar del amor. Primero del amor a sí mismo. Ese amor le debe hacer sentir y decir: "Soy un ser humano, imagen de Dios y amado por El. Mi conformación física, psíquica y espiritual es maravillosa. ¿Por qué iba a merecerme esta situación aflictiva? No soy superior a mi prójimo, pero tampoco inferior a él y por todo esto merezco un trato y una vida digna y con paz interior. ¿Y quién podrá concederme ello si yo mismo no comienzo por respetarme?". Un ser humano que se ama, como corresponde, a sí mismo no se degrada mediante sentimientos de impotencia o inferioridad, no se resigna, no se da por vencido, no supone que la victoria no le pertenece; por el contrario blande la espada sin dudar en su esplendoroso triunfo. Un ser humano que se ama a sí mismo reconoce sus errores causantes de aflicción y se corrige, reconoce los errores de otros, causantes de su sufrimiento, pero no permite que estos lo anulen como persona. Y por supuesto, está el amor a Dios. Un ser humano que ha dejado encontrarse por Dios y ama a Dios (porque Dios nos busca a cada instante) no está sólo, tiene el refugio y la compañía más grande, más poderosa "contra la que no pueden las puertas del infierno del dolor".
-Se nos acaba la columna, pero usted aludió en estos días a una cuarta virtud: fe, esperanza, amor y...
-Oración para el creyente. La oración no como parloteo vulgar incoherente. Ya no tenemos espacio para decir algo sobre ella, será otra vez. Alguna vez reproduciré la oración que me enseñó un hombre sabio hace muchísimos años. "La oración -me dijo- es una sinfonía en donde uno es un instrumento que se eleva junto con los otros con la dirección de un ser maravilloso y superior". Para terminar recuerdo una frase que recomiendo a todo ser afligido, a todo aquel que desee alcanzar una apropiada meta en su vida: "Todo lo puedo (yo, ese yo en toda su grandeza imagen de Dios) en aquel (Dios, ese absoluto, perfecto, misericordioso y todopoderoso) que me conforta". A los afligidos, que hoy son muchos, de todo corazón les deseamos que alcancen la Tierra Prometida, que logren la resurrección a una nueva vida. Felices Pascuas. |
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¿Está de acuerdo con la metodología de un paro para repudiar la represión en Neuquén?
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"En la ciudad de Santa Fe no cabe más gente"
Juan Carlos Forconi
Titular de Promoción Comunitaria
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