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domingo,
18 de
marzo de
2007 |
Caso De Isla: los misterios de un crimen íntimo
A casi dos meses de la muerte del contador Luis de Isla, el hermetismo reina en la investigación
Sergio Naymark / La Capital
Fue exactamente hace dos meses. El jueves 18 de enero el contador Luis Alberto de Isla cumplía 49 años. Esa mañana un amigo lo llamó por teléfono para saludarlo y él le dio a entender que pasaría el día en su departamento y bien acompañado. "Me encierro a festejar por las mías. No voy a estar, ni me busquen", le dijo a su amigo, con quien quedó en almorzar el domingo siguiente. Ese fue el último registro del contador que tuvieron sus allegados. Ocho días después, De Isla fue hallado muerto en su departamento de Mitre 1039 con diez puntazos en su cuerpo.
Desde entonces, la pesquisa por el crimen no dejó de lado nada ni a nadie del entorno íntimo de la víctima pero aún no hay detenidos ni sospechosos. Y el expediente de la causa, que mañana será judicializada, ha caído en un profundo hermetismo por disposición del juez de Instrucción Hernán Postma. Parece haber una pista clara: el o los asesinos verduguearon al contador hiriéndolo con un estilete o sevillana para robarle dinero luego de una jornada de sexo y otros excesos. Y sólo se llevaron su billetera y el celular.
"Este crimen se resolverá en poco tiempo. Hasta ahora tenemos un cadáver, un número muy reducido de personas a las que De Isla frecuentaba en encuentros sexuales ocasionales y el móvil del robo. Se tomaron muchas declaraciones, se investigó a varios allegados a la víctima y se analizaron sus movimientos bancarios y las llamadas entrantes y salientes de su celular. Todo nos conduce hacia un solo puerto y hacia allí vamos", confió un investigador, seguro de que el móvil del crimen fue un robo cuyos autores están vinculados al mundillo de la prostitución.
El hallazgo
El 26 de enero el administrador del edificio ingresó al departamento con un copia de la llave luego de ser alertado por el olor pestilente que emanaba y encontró el cadáver semidesnudo del contador tirado en un colchón en el piso de su habitación No faltaban sus escasos electrodomésticos pero los bolsillos de su pantalón estaban sacados hacia afuera y habían desaparecido su billetera y su celular Todas las luces y los ventiladores estaban encendidos.También había un par de zapatos de mujer cuya dueña ya declaró y se desligó del homicidio
Se encontraron manchas de sangre en el colchón en el que yacía De Isla, en la bañera, en una pared y en el auricular del portero eléctrico. El análisis genético de esos rastros permitirá en el futuro cotejarlo con el de los sospechosos. Pero en el dormitorio donde De Isla murió parecía que alguien había limpiado con esmero y no había rasgos hemáticos. La autopsia confirmó que falleció desangrado por los puntazos recibidos. Sobre su pecho tenía un hematoma producido, probablemente, por el peso de una rodilla de alguien de buen peso que se subió sobre el contador mientras lo verdugueaban.
La pesquisa
El juez Postma ordenó un silencio estricto a la policía y él mismo se mantiene en un profundo hermetismo En estos dos meses varios amigos y familiares del contador aportaron datos importantes sobre la víctima pero muy poco sobre su vida puertas adentro del departamento Y es en ese microentorno donde para los pesquisas está la clave para esclarecer el caso
"En el lugar del crimen hubo al menos una mujer y un hombre. Quizás De Isla habló de más con alguien que terminó jugándole en contra. La o las mujeres fueron para mantener sexo con él, como era habitual, pero después todo degeneró en un juego perverso y es probable que hayan hecho entrar a un hombre. Le quisieron robar dinero, no se descarta el tema drogas, lo cierto es que en ese juego lo verduguearon con el arma blanca para que dijera dónde tenía la plata y se les fue de la mano con un puntazo", comentó un policía. Varios investigadores comentan extraoficialmente que "todo está dado para detener a los presuntos autores, gente vinculada a la prostitución, pero no serviría llevarlos presos antes de tener pruebas más contundentes".
El crimen de De Isla parece hundirse en una nebulosa de misterio. Pese a ser un hombre con múltiples contactos en el ambiente académico y profesional de la ciudad, y de que su muerte parece estar vinculada a cuestiones muy privadas, el hecho no tomó el vuelo mediático nacional de otros homicidios de similares características como el de Nora Dalmasso en Río Cuarto. Quizás ese bajo perfil les permita a los pesquisas trabajar con menos presiones y pasos más seguros. O, tal vez, facilite que la impunidad se instale sobre el hecho y pase a engrosar la lista de crímenes jamás resueltos. l
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Luis de Isla fue hallado muerto en su departamento.
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