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domingo,
18 de
marzo de
2007 |
Puerta cerrada
El día de su cumpleaños, los hijos del contador fueron a visitarlo con un desayuno como regalo. Nadie los atendió. Una puerta estaba cerrada con llave y la otra trabada desde adentro. Los chicos intentaron en vano rastrear al padre por teléfono. Los ocho días siguientes "nadie se preocupó porque había dicho que se tomaría unos días y solía aislarse", dijo un investigador.
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