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 domingo, 18 de marzo de 2007  
Opinión: ¡Peor imposible!

Luis Alberto Yorlano / especial para Ovación

Las cosas en Central y Newell's van más allá de un ganar un partido o sacar puntos urgentes para zafar de la zonas de promoción y del descenso. Es hora de empezar a ordenar las cosas para reacomodar a la institución dentro de los lineamientos correctos que debe mostrar una sociedad civil sin fines de lucro. Se han escuchado en los últimos días conceptos muy pocos felices por parte de algunos dirigentes contra algunos órganos de prensa de la ciudad. De acuerdo a lo que viene sucediendo, el periodismo ha tenido poco que ver. Algunos hechos salientes fueron provocados por la incapacidad de los dirigentes y el enojo, muy característico en nuestro país, que se utiliza cuando no se tienen respuestas. Lo cierto es que la seriedad debe llegar lo antes posible, a los fines de evitar males irreparables en lo institucional y en lo futbolístico.

No debe ser la prensa la que sugiera cómo se deben manejar. Deberán ser los socios y sus representantes, elegir el tipo de club que quieren. Si se debe formar un club social con fútbol o un club de fútbol. El origen fue como club de fútbol, pero las necesidades económicas obligaron a crear otras disciplinas para cobrar una cuota social que ayudaba a mantener a toda la institución. Fue el primer recurso genuino de estos clubes. Así fueron pasando los años. Estos equipos formaron clubes y sus participaciones en competencias forjaron una pasión y un sentimiento sobre algo que los identificaría para el resto de sus días, "los colores de la camiseta". Hoy la mayoría de la gente de la ciudad, ocupa gran parte de la jornada hablando de su equipo favorito.

Pero por estos días no lo están pasando bien y lo más grave es que se vuelve a lo vivido en épocas lejanas, cuando se transferían sus mejores jugadores a los clubes de la Capital Federal, los que a su vez mandaban a Rosario varios de medio pelo y pasado de edad. Hoy se ha vuelto a eso. Si bien es cierto que en la actualidad los jugadores se venden, los que vienen a préstamos por gestión de intermediarios son mediocres y casi veteranos. No es momento de polemizar sobre el modelo de club, sino de volver a proteger el recurso genuino más importante, las divisiones inferiores y con estas la posibilidad de competir por la punta y no para permanecer en primera división. Si se hubieran mantenido los trabajos serios iniciados por Carlos Timoteo Griguol y Jorge Griffa no serían tantos los jugadores que cada año se incorporan directamente a los clubes de Buenos Aires. Es cierto que la participación de los representantes enrareció el ambiente, pero es cierto también que el descuido que han tenido los dirigentes en el pago de sus directores técnicos y preparadores físicos ayudó a que se produjeran graves desmanejos, que hicieron perder credibilidad en los padres a la hora de definir dónde llevar a practicar a los jugadores de esta región. Han pasado los años, y este sigue siendo el recurso más importante que tienen los clubes de fútbol. Lo bueno es preguntarles a los dirigentes si era el salvavida económico, ¿por qué lo descuidaron tanto? La resultante de este descuido está a la vista.

Los dos están convocados, deben cuidarse mucho en cuanto a los promedios y los toma en un momento con seria dificultades de dinero y con jugadores de baja cotización. Peor imposible. l
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