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domingo,
11 de
marzo de
2007 |
La gran venganza de Palermo: le hizo 3 goles a Estudiantes
Convirtió los tres goles de la victoria de Boca ante el Pincha en La Plata
No tuvo la fuerza de una revancha porque no se puede comparar la obtención de un título con un mero partido. Pero eso no invalida que fue un triunfo gigante de Boca. Lo arrodilló a Estudiantes de la peor manera: con tres gritos de Martín Palermo, un hijo dilecto de la casa pincharrata.
Para Martín Palermo sí se trató de una gran venganza. De una noche mágica que le permitió lavar su nombre luego de que los hinchas de Estudiantes lo maltrataran en la final del año pasado. Y el Loco respondió con su ley, sin estridencias en los festejos por respeto al equipos de sus amores, pero con estiletazos que se clavaron en el corazón de cada pincharrata.
Boca se fue al descanso con un resultado demasiado abultado. La ventaja de dos goles no tenía correlato con el trámite. Estudiantes comandó el partido gracias a la participación de Piatti y al pulso que Sosa le marcaba a sus avances. Pero fallaba en la zona en la que se definen siempre los partidos: el área rival.
Ahí Boca estableció la real distancia porque tuvo a un Palermo iluminado. Martín se despachó con una actuación reivindicatoria. La otra parte de la historia la escribió el talento de Riquelme para manejar cada avance con su habitual sabiduría.
El primero llegó con un cabezazo que se coló por arriba de Andújar y el segundo se gestó por una obra maestra de Riquelme. Román apiló rivales en la medialuna del área y habilitó de puntín a Palermo, quien definió pegándole con cara externa ante la salida de Andújar.
En el segundo tiempo se esperaba que Estudiantes adelantara masivamente sus líneas y Boca jugara con los contraataques. Pero no hubo un dominador exclusivo. Lo que sí prevaleció fueron los roces, las piernas fuertes y el corazón que los dos equipos le pusieron al partido.
A los 60' Pavone se perdió el descuento luego de un desborde de Verón. En esa jugada el que salvó las papas del fuego fue Daniel Díaz.
Estudiantes se sostenía por la participación del Principito Sosa porque Verón estaba desaparecido. Las aproximaciones no trascendían más allá de las manos de Caranta. Es más, el arquero de Boca tuvo un par de intervenciones que dejaron a Pavone hundido en su impotencia.
Hasta que a los 62'llegó un zurdazo tremendo de Palermo para sepultar cualquier atisbo de reacción. El delantero recibió un cabezazo de Ledesma, se acomodó y la clavó al primer palo de Andújar.
El descuento de Calderón fue una anécdota. No empañó en lo más mínimo el gran triunfo de Boca y la noche colosal de Palermo. Y Russo recuperó la sonrisa.
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