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 domingo, 11 de marzo de 2007  
Argentino falló en el intento de alcanzar la punta
Perdió 3-0 ante Barracas Bolívar en el Olaeta

Elbio Evangeliste / Ovación

Hay hechos que suelen actuar como punto de inflexión en la vida. El partido de ayer bien puede tomarse como un antes y un después en las esperanzas de Argentino. Ninguna mirada, por más pesimista que sea, puede destrozar las esperanzas de pelear hasta las últimas consecuencias, pero el análisis, por más simplista que sea, puede obviar la gran chance que se dejó pasar. Porque la oportunidad de arrebatarle la punta a Barracas Bolívar se estrelló contra un muy flojo rendimiento colectivo y, lo que es peor, con una derrota (0-3), de esas que se lamentan y mucho.

Todo lo bueno que se había realizado hasta ayer servía como argumento, creíble por cierto, para mantener la ilusión bien arriba. Pero todo quedó reducido a las buenas intenciones. Es que el salaíto nunca estuvo cerca de transformar esas intenciones en hechos concretos.

Los dos sabían muy bien lo que se jugaban y por eso los primeros movimientos se parecieron más a una partida de ajedrez que a cualquier otra cosa. Pero el partido tuvo su punto de inflexión: la expulsión de Abdala a los 26'.

El lujo de jugar con uno menos durante tanto tiempo pueda darse (tampoco es seguro que termine bien) contra muchos equipos, pero contra el puntero es prácticamente un suicidio. La descompensación y la pérdida de orden y fuerza en la mitad de la cancha fue demasiado. Tanto como la inteligencia que mostró Barracas Bolívar al no desesperarse en su búsqueda.

El oportunismo de Avila a los 40' sobró para marcar el rumbo del partido. Porque el reordenamiento que Jorge Díaz intentó en el entretiempo (Juan Sánchez ingresó por Kapustenski) no funcionó. Y no porque la decisión hay sido mala, sino porque Argentino comenzó a sentir, seguramente de manera inconsciente, que la cuesta era irremontable. Si no, no se entiende el desorden generalizado y la enorme falta de precisión que salieron a flote.

Cuando Chunco convirtió (17' del complemento), Barracas Bolívar fue más dueño del partido que nunca. Es más, no le hizo falta imponer su ritmo, sino que le alcanzó con amoldarse al ritmo de un desordenado Argentino, al que casi no le importó sufrir otro gol (Peralta, a los 29') como el hecho de haber flaqueado ante una de esas oportunidades que no abundan.
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