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 sábado, 24 de febrero de 2007  
La planificación docente: ¿tarea administrativa o creativa?
Los secretos de una clase exitosa
Para el educador Alejandro Spiegel es clave el entusiasmo del maestro

Pensar cómo transmitir los conocimientos a los alumnos es quizás una de las tareas más apasionantes del oficio docente. Sin embargo, esta actividad no siempre es vivida de esta manera, sino más bien como una instancia más de administración escolar. Para Alejandro Spiegel, especialista en tecnología educativa, para que esto cambie es indispensable que el maestro sea el primero en entusiasmarse con su enseñanza.

Spiegel coordina el proyecto “Gestión de nuevos recursos para la democratización del conocimiento”, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, es docente de la Universidad Tecnológica Nacional y, entre otras tareas, asesora a instituciones educativas.

Tiene varios libros publicados, entre ellos “Planificando clases interesantes”, una versión recientemente ampliada y actualizada de otro de sus textos “Docente protagonista, docente compositor”. En la edición de Novedades Educativas, propone distintas miradas para crear clases “más interesantes y divertidas”; está pensado para educadores de todos los niveles de la enseñanza y acerca actividades e ideas para aprovechar los recursos disponibles.

—¿Cómo se hace para planificar clases interesantes?

—Uno de los desafíos de enseñar es la planificación de clases, la composición didáctica, cómo se organiza el enseñar. La idea de interesante tiene que ver con el punto de vista de los chicos, en término de sus intereses, y de lo relevante del aspecto disciplinar. Pero lo que realmente importa es que esta planificación debe ser interesante para el docente, que se sienta comprometido con lo que hace y no sea sólo una tarea administrativa de organización de sus trabajos. El entusiasmo del maestro es un principio esencial para que funcione el interés por la disciplina, porque eso contagia.

—¿También significa romper con ciertas rutinas a la hora de planificar?

—Muchas veces lo que se ha venido reclamando son cuestiones de sintaxis, de gramática, y nos quedamos, por ejemplo, en un esfuerzo fenomenal para que los objetivos estén bien redactados. Es así que los docentes se ven acorralados con su creatividad y la planificación termina siendo una especie de elefante que hay que mover y nos quedamos sin ver los escenarios posibles.

—¿Qué más no se debe perder de vista para pensar clases interesantes?

—Por un lado, la diversidad de los alumnos, saber que no todos aprenden de la misma manera. Lo que implica conocer muy bien los contenidos disciplinares para poder presentarlos en distintos lenguajes. Además, saber que cualquiera sea el contenido a enseñar puede ser visto de diferentes maneras y en distintos lenguajes. Por ejemplo, la violencia o la solidaridad pueden trabajarse desde un cuento o una historia, también desde el cuerpo. Entiendo que planificar una clase nos acerca a la idea de composición comunicacional, donde valen los distintos puntos de vista, lenguajes y recursos didácticos.

—¿Significa echar mano a todos los recursos de la vida cotidiana, tal como lo ha explicado en varios de sus libros?

—Hay que trabajar con lo que los alumnos tienen a mano. El desafío que nos presenta esta idea es cómo aprovechar todas las fuentes de información disponibles. Y ésta no es sólo tarea del docente, porque justamente una de las enseñanzas que hay que promover en los alumnos es que ellos mismos reconozcan sus mejores modos de aprender y encuentren información en la vida que los rodea. Pensar en un docente comprometido, es pensar en un docente que haga participar del juego de la composición comunicacional a sus propios alumnos. Pensar clases interesantes va de la mano de la confianza en los alumnos, en el saber, en el futuro y en sí mismo. Ante tanta intermediación y deber ser, hay que retomar la confianza en saber que hay muchas cosas que se aprenden en la vida cotidiana, pero hay muchas otras que no se aprenden sin un maestro al lado, que enseñe y abra caminos. Planificar clases interesantes tiene que ver con promover el valor del saber para construir futuro.

—¿Una buena planificación garantiza una buena clase?

—No. Una de las cosas apasionantes de ser maestro es la no certeza, la no receta. Debemos pensar en la propia práctica como una práctica de aprendizaje y donde nos estamos renovando permanentemente. Una clase exitosa es donde todos aprenden y tienen la oportunidad de aprender, donde no hay recetas sino caminos posibles.
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"Lo apasionante de ser maestro es la no receta, la no certeza", dice el docente de la UBA.

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