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sábado,
24 de
febrero de
2007 |
Las enseñanzas de Paulo Freire
La presencia del pedagogo Paulo Freire es una cita ineludible a la hora de hablar del experiencias ligadas a la educación popular en Latinoamérica. “Creo que vale la pena releer toda su obra”, comenta el sociólogo Roberto “Tato” Iglesias, sobre el aporte del educador brasileño, pronto a cumplirse 10 años de su fallecimiento.
—¿Que enseñanzas se rescatan hoy de Freire, cuando la educación parece estar en la agenda de discusiones en Latinoamérica?
—En verdad a Paulo lo llevo dentro mío. Sé que es riesgoso decir esto en los tiempos que corren, pero es lo que siento. Gran formador, con una concepción muy amplia de la educación y de los problemas del mundo, dejaba libertad para el pensamiento y creatividad de cada una de las personas. Siempre digo que el proyecto de la Universidad Trashumante no fue idea de Paulo Freire, pero no sé si hubiera sido posible sin sus concepciones. Respecto a las enseñanzas, creo que vale la pena releer toda su obra. Y otra enseñanza interesante era que él cuando hablaba nunca daba nada por cierto, dejaba “huecos” para que uno pudiera pensar. Pero dudo que la escuela y la educación estén en la agenda de discusión en Latinoamérica. En todo caso, está en la agenda de discusión del capitalismo y los poderosos, por lo cual vendrán tiempos difíciles para los ciudadanos. De allí la importancia de dejar de teorizar en el aire o en las aulas y salir a educarnos donde están las mayorías.
—¿Qué desafíos tiene por delante, en ese contexto, la educación popular?
—Los desafíos son múltiples. En primer lugar, la necesidad imperiosa de mantener la autonomía de gobiernos, sindicatos y partidos políticos, entre otros. Inclusive del Estado, ya que la educación popular debe ser rebelde para luchar por un mundo distinto. Y en segundo lugar, no dejar de mirar al mundo, en problemas de ecología, hambre y desnutrición, guerras múltiples e injustas, corrupción e impunidad, por citar algunos. La educación popular tiene que mirar hacia el mundo, comprender sus problemas y actuar en consecuencia, aunque estemos en la ciudad más chica del planeta. Viene un tiempo de hacer educación popular en la calle.
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