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 domingo, 14 de enero de 2007  
El disco “Comunidad”, primera entrega de una trilogía, salió al mercado
“Sólo aparecen rockeros haciendo tango y eso es ignorancia y desesperación"
Rodolfo Mederos habló de su nueva obra discográfica y advirtió sobre el difícil momento del género

Rodolfo Montes / La Capital

Acaba de editarse un nuevo trabajo discográfico de Rodolfo Mederos Orquesta Típica, “Comunidad”, la primera entrega de un disco triple que saldrá al mercado argentino en tres etapas. El primer CD ya está en las bateas y entre marzo y junio de 2007 estarán en las disquerías los dos restantes.

  El trabajo del exquisito bandoneonista transita tres momentos, “tres estados cotidianos”; el de la “comunidad” (orquesta), “intimidad” (trío) y la “soledad” del unipersonal. “Es bueno tener la posibilidad de transitar todos los estados”, definió Mederos.

  El primer volumen, “Comunidad” consta de quince pequeños tangos, entre clásicos y nuevas creaciones. Se destacan “Mi Buenos Aires querido”, “Fuimos” y “Silbando”, éste de Sebastián Piana. “Están algunos temas impostergables del genero que recupero, y añado nuevas obras que intentan seguir el sendero de lo popular unido a la calidad musical, sin concesiones”, expresó.

  En el auditorio de una librería de peatonal Florida, en el centro de Buenos Aires, el bandoneonista brindó un mini recital, anticipando su nuevo trabajo y luego habló con La Capital.

  “En «Comunidad» se comparten objetivos, advierte Mederos; no es una reunión casual de un grupo. En un mundo voraz que confina al individuo a la indiferenciación, la orquesta es sinónimo de comunidad”, rescató el músico.

  —Reunió a muchos jóvenes en su orquesta; ¿el tango ya está en las nuevas generaciones?

  —Hay muchos nuevos músicos, pero se encuentran con un panorama devastado. No tienen cómo ni qué hacer, no hay música escrita ni arreglos y un arreglador no se hace de un día para el otro. Les toca un camino árido, en retroceso. Se necesitan muchas agallas para no frustrarse, sobre todo por la velocidad que suelen tener los jóvenes.

  —¿Cómo define el momento actual del tango?

  — Es un momento difícil, porque el medio siempre impulsa la puesta en escena, la producción, pero impide la posibilidad de la reflexión; no da tiempo para eso.

  —Sin embargo, pareciera que hoy el tango está en ascenso entre los jóvenes, que ha ganado mayor legitimidad en nuevas generaciones...

  —En realidad, sucede todo lo contrario, cada vez hay menos tango. Sí, en cambio, aparecen rockeros haciendo tangos, o tango electrónico, pero eso es ignorancia y desesperación.

  —Esas experimentaciones o fusiones no le parecen válidas.

  —Me pregunto qué es eso. Son experimentos estériles, un suicidio. Ni siquiera es música de disco... En mi agenda de música no figuran.

  — El tango es potenciado como una marca nacional, como cara del país, ¿Esto tampoco favorece al sector y a los músicos del género?

  —Si me hablaran de que hay nuevos poetas como Homero Manzi o músicos como Aníbal Troilo... Pero no apareció ninguno así; el tango no está para arriba sino para abajo. Otra cosa es que los funcionarios hayan visto en eso la posibilidad de hacer su marca, tal vez de manera bien intencionada. Es otra cosa.

  —Entonces, más producción de tango o eventos de tango, no debe leerse como un avance de la música.

  —Digo que si se venden más zapatos para bailar tango y que si eso beneficia a algunos fabricantes de zapatos de tango, no tiene nada que ver con un crecimiento de la música, con la creación y aparición de nuevos valores.

  —La profusión de salones de baile o la popularización de la danza del tango, ¿no constituyen un aporte, un dato valioso?

  —Ese tema habría que analizarlo con mayor detenimiento. Un análisis optimista sería que, si muchas personas ingresan al tango a través del cuerpo, de la danza, es posible que en una etapa posterior lo incorporen a través del oído, que es lo más importante. Sobre el tango cayó una especie de bomba de napalm, y ahora surgieron algunos brotes, nada más, pero continúan los escombros. El jardín de rosas que fue esta música, no está recuperado.

  —¿Esa “bomba de napalm” es la culpable de la no aparición de nuevos talentos?

  —El surgimiento de nuevos talentos no es acto de casualidad, ni es una cuestión química del cerebro. Tiene que ver con acciones. Las nuevas generaciones de músicos hoy miran para atrás y no tienen nada; hay un vacío. En cambio, desde mi generación, miro para atrás y me encuentro con grandes creadores.
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Mederos fue contundente: "Sobre el tango cayó una bomba de napalm".

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