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domingo,
14 de
enero de
2007 |
Un terror inexistente
Salvo que el espectador haya visto el primer filme, es bastante difícil que salga satisfecho con esta secuela inentendible de "El grito", en la que las actuaciones son perfectamente olvidables. "No aclaren, que oscurece", dice el refrán y cuando los autores de este filme introducen partes de la primera historia para otorgar alguna lógica a la trama, todo empeora aún más gracias a un montaje caótico por pretencioso. Una joven estadounidense llega a Tokio para averiguar que pasó con su desaparecida hermana -muerta a manos del fantasma de una extraña mujer, hija de una enloquecida vidente - y decide vengarla. A partir de allí se suceden y gastados clichés que no generan en ningún momento la esperable tensión que hace digno a cualquier producto del género terror. Ni la presencia de un ícono del terror como Sam Raimi en la producción alcanzan para tornar digerible la propuesta .
U.G.M.
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