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domingo,
14 de
enero de
2007 |
¿El radar salva
o no salva?
Días atrás voté la encuesta de La Capital On Line acerca de si el uso del radar de velocidad sirve o no para disminuir la cantidad de accidentes de tránsito. Lo hice por el sí, y con asombro veo que el 73% lo ha hecho por el no. Como habitante de la zona norte, desde la inauguración del Paseo Ribereño lo recorro de extremo a extremo dos veces por día, rumbo a mi estudio. Antes de la aparición del odiado foto-radar el límite de velocidad era el próximo semáforo o la aborrecida parsimonia del conductor de adelante. Así, hasta 100 kilómetros por hora eran posibles en amplios trayectos. Ahora bien, si aceptamos una vinculación directa entre velocidad y riesgo (estudios internacionales), y agregamos a ella otra, también directa, entre punición y observancia de las reglamentaciones (relación universal, especialmente aplicable entre nosotros), la respuesta está dada. Señores, atención al radar, vigila nuestras vidas y las ajenas, permite apreciar el entorno y alivia nuestras estresadas coronarias.
David Solomonoff, DNI 5.936.118
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