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 sábado, 13 de enero de 2007  
El hijo de Fidel Castro visitó Rosario de incógnito y se reunió con Obeid
Estuvo sólo un día. Se emocionó en la casa natal del Che y se fascinó con el Monumento y el río

Claudio González / La Capital

En un marco de una absoluta discreción, Rosario recibió durante la última semana la visita del hijo del presidente cubano Fidel Castro. El gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, se ocupó de atender al viajero y le confirmó ayer la noticia a La Capital: Fidel Castro Díaz Balart, de 58 años y fruto del primer matrimonio del líder cubano, llegó a la ciudad en una visita protocolar que duró apenas 24 horas, pero que sirvió para que recorriera el Monumento Nacional a la Bandera, se quedara impactado por el cauce del río Paraná y se emocionara al ingresar a la vivienda natal de Ernesto Che Guevara.

  Físico nuclear y científico reconocido, Castro (h) es el principal asesor que tiene la isla en materia de ciencia y tecnología. Ese fue uno de los ejes sobre el que giró la agenda del dirigente para estrechar lazos con la gestión santafesina.

  La pregunta obligada para el isleño se refería al estado de salud del líder cubano, pero, según el gobernador Obeid, “ni siquiera” se le ocurrió indagar debido al tenor de la visita.

  “Recibimos una comunicación la semana anterior de la Embajada de Cuba que expresaba el deseo del doctor Castro Díaz Balart de conocer la ciudad y mantener una entrevista con el gobernador. El tenía conocimiento a través de su padre y las autoridades cubanas del rol de nuestro gobierno en las relaciones con la isla”, manifestó el mandatario, quien lo calificó como uno de los visitantes “más ilustres de la ciudad en los últimos tiempos”.

  Así fue que, bajo estricto hermetismo oficial, los funcionarios orquestaron un esquema en resguardo de Castro (h) para que pasara desapercibido en las calles de la ciudad.

  Llegó el martes último al mediodía en un auto de la embajada cubana procedente de Buenos Aires, se alojó en un hotel céntrico bajo una esforzada custodia y allí mantuvo una extensa charla con el gobernador. “No es cualquier persona, es el hijo de Fidel Castro, pero su intención fue siempre mantener bajo perfil y discreción”, dijo Obeid. Es más, pidió que se diera a conocer su estadía en Rosario por lo menos dos días después de su partida a Chile, su otra escala en Sudamérica.

Desapercibido. El reconocido científico, formado en Moscú y perfeccionado en universidades de Francia y Alemania, ya había adelantado su intención de hacer un recorrido por algunos puntos de interés turístico de Rosario, donde llegó por primera vez.

  Acompañado siempre por el mandatario santafesino, el embajador cubano Aramis Fuentes Hernández, y otros funcionarios provinciales y de la representación diplomática, Castro (h) hizo escala en el Monumento a la Bandera vestido con ropa informal y rigurosas zapatillas blancas Nike.

  “Caminó las escalinatas, subió a la torre central, visitó la Sala de las Banderas y hasta saludamos a la gente. Quedó maravillado con el Monumento y no podía creer la majestuosidad del río. Le pareció sensacional”, relató Obeid.

  Pese a que el hombre tiene un gran parecido con su padre, ningún transeúnte lo pudo reconocer. “Nadie preguntó por él, nosotros desviamos la atención de las personas hacia el embajador y él (por Castro) pasó a un segundo plano”, indicó el titular de la Casa Gris.

  Sin que nadie advirtiera la dimensión de su figura, mientras la comitiva se desplazaba por la vía pública, todos apuntaban su mirada a Obeid. Precisamente esa era la intención, que nadie lo conociera debido a las connotaciones de su figura, que toma mayor relevancia en la actualidad debido a las diversas historias tejidas en torno a la salud de su padre, una de las figuras políticas del mundo más controvertidas de los últimos tiempos.

Emocionado. En su otra escala, el hijo del comandante cubano llegó a un espacio de recuerdos: la casa natal de Ernesto Che Guevara (Entre Ríos y Urquiza). Allí se mostró impresionado. “Se emocionó mucho cuando entramos al dormitorio y la guía explicaba que al lado de la cama seguramente descansaba en su cuna el Che durante sus primeros días de vida”, recordó Obeid. Además trazó una descripción de su personalidad al referir: “Al igual que su padre, es un hombre que pregunta mucho. Indagó sobre los datos de la casa y cuestiones históricas. Es muy llano y humilde, y se manejó con naturalidad. No hizo ostentación de su apellido. Nosotros pretendíamos eso debido a su estricto pedido”.

  Castró (h) se alejó de la ciudad el miércoles, bajo el mismo hermetismo con el que llegó. Quedó pendiente para una próxima vista un frustrado paseo en lancha por las islas. “Prometió volver”, aventuró el gobernador.
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Nadie se percató del personaje en su paseo por el Monumento a la Bandera.

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