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sábado,
13 de
enero de
2007 |
Despedida de soltero
El sábado 6 de enero, a las 22.30, fuimos a cenar con mi mujer y mis dos hijas, de 9 y 6 años, a un restaurante de avenida Pellegrini y Entre Ríos, y allí pretendíamos disfrutar de la hermosa noche en la vereda junto a otros comensales. Pero nos tocó contemplar un espectáculo por demás de desagradable que terminó de arruinar la salida. Vimos cómo un grupo de muchachotes se “divertían” en lo que era una despedida de soltero, paseando al novio completamente desnudo atado a una camioneta. Sí señores lectores, como bien leyeron: a las 22.30, frente a las miradas de niños (entre las cuales estaban mis hijas), mujeres, hombres, ancianos, etcétera, y por plena avenida Pellegrini. Yo me pregunto: ¿cómo les explico a mis hijas ese lamentable espectáculo que acaban de ver? ¿Y las autoridades municipales y policiales qué hacen ante estos hechos? ¡Nada! ¿A los inspectores de tránsito no se les ocurre pensar en hacer controles de alcoholemia en estos casos? No, tampoco. Nadie hace absolutamente nada, total parece que estos imbéciles no hacen nada malo, simplemente se están “divirtiendo”. ¿Así se divierten? ¿Les parece gracioso? ¡Qué diversión! Aclaro que no soy moralista, ni vivo en una isla alejada de la civilización, no soy extraterrestre, ni nada que se le parezca. A esta altura de mi vida pocas cosas me sorprenden, pero pienso en mis hijas y los chicos de las demás personas que estaban en el lugar y a esa hora contemplando el “espectáculo” que daban estos mal paridos.
Germán Gonzáles
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