Una cuna en la que renace el arte lírico

El trabajo tenaz y apasionado suele rendir buenos frutos. La Opera de Rosario es un ejemplo de esa afirmación. Tras 12 años de una constante labor en 2006 se vieron florecer las puestas de "Madama Butterfly", "I Pagliacci" y "La voz humana". La primera cita fue el 2 de mayo y la segunda el 10 de octubre, con las actuaciones del tenor Darío Volonté y la mezzosoprano Vera Crikovic, quienes protagonizaron las óperas breves "I Pagliacci" y "La voz humana" respectivamente, en doble programa. Los montajes de 2006 contaron con las participaciones de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, que dirige Javier Logioia Orbe y del Coro Pia Malagoli, que dirige Rubén Coria. Los espectáculos tuvieron escenografías creadas por Nicolás Boni y regie de Rubén Berasain ("Madame Butterfly") y Alejandro Cervera ("I Pagliacci" y "La voz humana").

Este presente fructífero se asienta en una base muy sólida, que les permitió a los cultores rosarinos de la lírica montar una serie de obras que comprenden lo mejor del género. Desde 1994 se ofrecieron puestas de "Tosca", Nabbucco", "La Traviata", "La Boeheme", "Las Bodas de Figaro", "Cavalleria Rusticana", "Lucia de Lamermour", "Otello" y "Aida". Si se tiene en cuenta que con magros recursos los gestores del proyecto convocaron a cantantes de proyección internacional como Virginia Tola, Adelaida Negri y Darío Volonté, los que actúan junto a jóvenes promesas del canto lírico, se advierte que esa coexistencia permite a unos conseguir experiencia y a otros acercar su arte al público en puestas gestadas y concretadas en Rosario.

La Opera de Rosario se constituye en la muestra clara de que la gestión cultural puede promoverse en forma autónoma si cuenta con el indispensable apoyo de las instituciones, y la fuerza del trabajo de un grupo que involucra a unos 100 rosarinos quienes aportan su arte y su tiempo para que la ciudad cuente con una propuesta original y aplaudida en un género tan tradicional como es la ópera.