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 miércoles, 29 de noviembre de 2006  
Una leyenda del fútbol nacional

Muchos baluartes de la historia del fútbol nacional quedan en olvido y otros no alcanzan la dimensión que merecen porque, como diría el pensador Arturo Jauretche, "viven a la vuelta de mi casa". Tal es el caso de Norberto Pocho Boggio, a quien en Carreras todos quieren y admiran, pero que prefiere ser un vecino más.

Fue campeón con San Lorenzo de Almagro en 1959 y cuatro veces subcampeón con los cuervos. Además integró el seleccionado nacional y fue figura en el Atletic de México donde también trabajó como director técnico.

Boggio rememoró dos de sus goles en cancha de River Plate. Los millonarios iban ganando 1 a 0 y al culminar el primer tiempo ya tenían un jugador más en la cancha por expulsión de un cuervo. Más tarde, Pocho desparramó rivales por doquier y se la clavó al palo del memorable Amadeo Carrizo.

El segundo gol fue "igual que el de Maradona a los ingleses con la diferencia que éste fue con la cabeza", recordó. Final del partido y triunfo de San Lorenzo, clave para la obtención del título en el año 1959.

Pero no sólo de buenas se nutre su historia. Para el Mundial de 1958 en Suecia, Argentina presentó un excelente plantel de jugadores -el mejor de la historia para muchos- y Boggio integraba ese grupo.

"Eramos muy soberbios y en el vestuario hablábamos de cuántos goles haríamos a los rivales de turno. Sin embargo, nos comimos seis goles de los checoslovacos y nuestra participación fue desastrosa. Nos querían matar cuando llegamos a Buenos Aires", recordó.

Para Boggio "el que cambio la forma de ser de los jugadores argentinos fue César Luis Menotti, quien imprimió valores como el respeto y profesionalidad en el trabajo. Antes todo era más amateur y no nos cuidábamos tanto como hoy se cuidan los deportistas", reflexionó el ex jugador, que dejó la actividad a los 42 años.
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