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miércoles,
29 de
noviembre de
2006 |
Pumpido,
un caso
atípico
El de Pumpido es un caso atípico. En esta cultura exitista ejemplificada claramente en el fútbol argentino, ¿qué técnico soportaría después de ser goleado en un clásico cuatro derrotas consecutivas, dentro de un contexto de 7 caídas y 2 empates, con el penúltimo lugar en la tabla? Se podrá decir que todo Newell's sigue dulce por el título del 2004, que la campaña del primer semestre estuvo a la altura de las expectativas y se podría soportar este tropiezo, o hasta que los hinchas comunes están contenidos después de que algunos plateístas fueran invitados a callar su disconformidad. Pero hay un plus, que debe ser atribuido exclusivamente al técnico.
En la intimidad, Pumpido se muerde los labios por esta posibilidad cercana de armar las valijas. Porque cuando dice que nunca trabajó tan tranquilo, no hay por qué no creerle. Es que amén de que Newell's no es el Edén del fútbol argentino que pintó el DT, en cuanto a los males comunes que consumen a los clubes, lo cierto es
que está muy lejos de sentir como Veira al momento de tirar la famosa frase: "A mí loco
no me van a volver".
No sólo no le hicieron la vida imposible como al Bambino, sino que después de la tremenda bofetada en el clásico fue aplaudido. Algo habrá hecho entonces. O algo habrá visto en él el hincha rojinegro genuino para tolerarlo, en lo que se deja intuir un respeto a su trabajo, más allá de sus últimas decisiones poco felices, o de que no pudo hacer rendir un plantel renovado con bajo presupuesto armado por él.
El Bambino, Olmos o hasta uno muy querido como
Zamora se fueron por menos. Más allá de que se inclinó excesivamente por ver la paja en el ojo ajeno (léase hacia árbitros o periodismo) en este Apertura, antes de admitir que Newell's no jugaba bien mucho antes de este nuevo armado con juveniles, la profesionalidad de Pumpido no fue puesta en duda. Aunque el sábado siga sin recuperar el rumbo, aunque su gestión no haya sido
exitosa y esté más cargada de derrotas que de victorias.
Por lo pronto, pasional como es al punto de ser a veces cabrón, dice no bajar los brazos y querer seguir trabajando en Newell's. Lo cree tan así, que hoy cerrará las puertas a las prácticas para que Juan Manuel Llop, el técnico de su próximo rival,
no tenga informantes.
Si Newell's cede ante Godoy Cruz, Pumpido
se iría sin el típico cuestionamiento profesional. Una rareza, pero hoy es así.
G.C.
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