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miércoles,
29 de
noviembre de
2006 |
Marcado por la
estrella del tenis
Desde el mismo momento en que recibió el nombre de Guillermo, en homenaje a Vilas, la vida de Coria estuvo marcada por la estrella del deporte blanco, el mismo que le dio tantas satisfacciones y lo llevó a la popularidad.
-¿Por qué elegiste el tenis?
-Mi papá era profesor de tenis por lo que yo estaba todo el día en el club. Apenas empecé a caminar tuve una raqueta en la mano y fui creciendo jugando al tenis y al fútbol hasta que cuando tenía 13 años me decidí por el tenis. Y me incliné por el tenis porque es un deporte donde ganás o perdés vos, no es como el fútbol donde dependés de otros compañeros.
-¿Cómo eras cómo futbolista?
-Jugaba de 9 y me defendía bastante. Es más, las primeras veces que salí en el diario fue por el fútbol.
-Elegiste bien, el tenis te dio muchas satisfacciones. ¿Qué sentiste cuando ganaste el primer Masters Series?
-La verdad es que gracias a una raqueta tuve muchísimas alegrías y mucho conocimiento del mundo, pero todo se fue dando de a poco. Me acuerdo de los primeros nacionales cuando era juvenil, de haber ganado el Mundial en Japón (N. de la R. de jugadores hasta 14 años) con David Nalbandian y Antonio Pastorino cuando ningún país de América todavía lo había ganado. Esa fue la primer gran alegría que tuve. Después también recuerdo con mucho afecto cuando gané el Orange Bowl...
-Pero, ¿cuál fue la alegría más grande?
-Todas fueron sensaciones parecidas. Ganar en Viña del Mar el primer ATP fue increíble y ganar el Master Series de Hamburgo, espectacular como haber debutado en Copa Davis y ganar de visitante y de local. Haberle ganado a Agassi en Roland Garros, por más que no haya sido ganar un torneo, fue también una experiencia inolvidable.
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