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 sábado, 18 de noviembre de 2006  
Modifican la filiación de un niño, fruto de un matrimonio arreglado

La Justicia ordenó modificar la filiación de un niño nacido dentro del matrimonio que su madre, con apenas 16 años de edad, había contraído con un ciudadano italiano al solo fin de regularizar la situación migratoria del extranjero, informó ayer la Defensoría General de la Nación.

Antes de su muerte, y sabiendo que padecía una enfermedad terminal, la mujer (a la que el organismo identificó como Marta) se presentó ante el asesor de menores Atilio Alvarez para confesar que el marido al que estaba legalmente unida no era el padre del niño sino que, en realidad, el pequeño era producto de una relación con otro hombre, quien ahora quería ejercer sus derechos de paternidad.

El padre biológico del niño y pareja real de la madre manifestó su interés en reconocer y criar al pequeño, pero el acta matrimonial que unía al italiano con Marta constituyó un impedimento legal para el cambio de filiación del menor.

La Defensoría General de la Nación informó ayer que, finalmente, el juez civil Silvio Pestalardo dispuso realizar pruebas de ADN para establecer el origen biológico del niño, las cuales corroboraron la veracidad de la situación descripta por la madre.

El asesor Alvarez, con base en la presentación que Marta había realizado en los tribunales antes de morir, impugnó la paternidad del ciudadano italiano, que se había casado con la joven argentina "por razones de ingreso y permanencia" en la Argentina.

La madre del nene, que falleció el 3 de noviembre de 2002, acudió a la Defensoría "preocupada por el destino del niño", que había sido inscripto como hijo del italiano aunque la mujer nunca convivió con el que legalmente era su esposo.

El ciudadano italiano era "amigo íntimo" del hermano de Marta y, por esa razón, cuando era una adolescente, aceptó casarse con él para que pudiera permanecer en el país legalmente.

Sin embargo, tras una "ruptura" entre el extranjero y el hermano de la que se había convertido en su esposa, el italiano se alejó de la familia y habría regresado a Europa, lo que no evitó que el hijo que Marta alumbraría tiempo después, fuera inscripto dentro del matrimonio. Paralelamente, el verdadero padre, un joven empleado, pugnaba por reconocer a su hijo y ejercer su paternidad.

Mientras se tramitó la impugnación de la filiación en representación del niño, se mantuvieron las visitas del verdadero padre con el menor, durante buen tiempo asistidas por trabajadores sociales de la Defensoría. (DyN)
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