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sábado,
18 de
noviembre de
2006 |
Rescate histórico
Edificio Sancor: protección y vanguardia
Guillermina Sivack (arquitecta)
Un perfecto equilibrio es el resultado del rescate de la histórica construcción de la esquina de San Lorenzo y Corrientes, y la ampliación del sector donde originalmente estaban ubicadas las cocheras de la mansión. En contraste a la opulencia ornamental característica de los años de construcción del edificio original, al juego de sombras que producen las molduras sobre la fachada y a la opacidad del material de frente, la nueva ala construida casi en su totalidad con anterioridad al momento de adquisición por parte del Grupo Sancor Seguros, es resuelta en su piel por medio de un courtain wall (fachada vidriada), de gran pureza expresiva. El brillo y reflejo característico del vidrio, actúa de opuesto complementario en el juego de encastres de las dos arquitecturas.
El edificio original fue construido en 1924 y sus primeros moradores, la familia Minetti. Pasaron los años y en 2002, el Grupo Sancor Seguros compró el inmueble al consorcio que integraba el Instituto de Cardiología de Rosario. Es en esta última instancia que el arquitecto Daniel Depetrini asume las tareas de ampliación y restauración del inmueble, que se concretan finalmente el 26 de setiembre, con la inauguración de las nuevas oficinas de la compañía de seguros.
Testigo del respeto por el patrimonio de la ciudad lo es no sólo la propiedad que escogen para su nueva sede, concebida con un tratamiento respetuoso de su historia y arquitectura, sino también la participación del grupo empresario en el proyecto de Arte a la Vista, materializado en grandes murales pintados en medianeras de edificios donde se rescatan pinturas representativas de artistas locales.
La única ampliación que se realizó fue en la terraza. Se techó la azotea del ala nueva y una pequeña área de la terraza del ala antigua. Esto es visible en la fachada de calle Corrientes, donde el courtain wall parece abrazar por encima al edificio antiguo.
Esta nueva área deslumbra por sus detalles modernos. Gran sala de reuniones con área de servicios y parrillero, living amoblado con sillones que copian el diseño del sofá de Le Corbusier de 1929, y un sector destinado a teleconferencias (con sillones que copian a los diseñados por Mies Van der Rhoe para el pabellón de Barcelona).
El mismo amoblamiento se lo puede encontrar en cada uno de los halls centrales. Estos espacios fueron concebidos originalmente para articular y organizar cada una de las plantas y fue la decisión del arquitecto no sólo respetar cada uno de sus detalles ornamentales, como las molduras o los detalles en el piso, sino también la calidad espacial que el hall tenía en sus orígenes.
Lejos de tabicarlo y atiborrarlo de muebles de escritorio o boxes para oficinas, el visitante encuentra en estos espacios la solemnidad y amplitud natural con la que fueron concebidos, sumados a sillones modernos que se conjugan con lo antiguo en perfecto equilibrio.
La cartelería se resuelve en el remate del núcleo antiguo sin tocar u obstaculizar la vista de los detalles de la fachada y en la parte nueva, el logo de la empresa es simplemente una textura sobre el vidrio que recorre la fachada.
Un gustito digno de darse es caminar por calle San Lorenzo desde Paraguay hacia Corrientes y al pasar por el estacionamiento, mirar hacia arriba. Por un instante, y gracias al embrujo de las pinceladas hechas en la pared medianera del edificio, puede pensarse que efectivamente existen allí unos hermosos ventanales. La pintura fue hecha por los mismos muralistas de Arte a la Vista.
Condiciones de accesibilidad previstas para el ingreso de discapacitados y circulación en el total de los sectores de atención al público, extinguidores de incendio, luces de emergencia estratégicamente ubicados y cañerías de aire acondicionado central a la vista, ponen en evidencia que para la empresa, la seguridad pudo ser compatibilizada con el rescate y la puesta en valor del edificio.
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