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sábado,
18 de
noviembre de
2006 |
Yo opino
Por una escuela que favorezca
el protagonismo de los jóvenes
Antonella Fredianelli
Yo opino. Espacio de opinión de chicos y jóvenes
Son los últimos meses, las últimas evaluaciones y es allí cuando tomamos conciencia que debemos dejar una etapa para poder comenzar otra, la que nos dará el puntapié para continuar formándonos como personas.
Muchas veces nos sentimos agobiados por la sociedad en la que vivimos y nos replanteamos muchas cosas como la relación escuela-trabajo. ¿Qué formación realmente nos da el secundario para poder incertarnos en el mundo laboral?.
Hoy en día son muchos colegios los que brindan al alumno la posibilidad de realizar pasantías, espacio que permite al estudiante desarrollar sus habilidades aprendidas durante el proceso escolar, aunque no todos gozan del mismo derecho. Muchos se ven afectados por tener alguna materia con nota baja y el colegio, por esto, le priva de experimentar el primer contacto con el trabajo y así observar no sólo las actividades que se realizan sino las relaciones entre las personas que comparten un sitio de trabajo.
Cabe destacar que la educación actual es mejor que en la época de nuestros padres, porque antes ésta no llegaba a todos por igual y tenía poca proyección de estudios universitarios.
La escuela debería valorizar y tener en cuenta los intereses, expectativas y conocimientos de los jóvenes. Una escuela debe favorecer y dar protagonismo para que no sólo se enuncien los programas y contenidos escolares sino que también se respeten los derechos y se pongan en práctica, como el de expresión, y que por éste no se juzgue y se tenga total libertad. Debe ser capaz de motivar, movilizar y desarrollar conocimientos que sean significativos en las personas y no limitarse a enseñar. Ser flexible en tiempos, metodología, modelos de evaluación y tener en cuenta la diversidad de condiciones de los adolescentes de una sociedad golpeada por lo socioeconómico y las relaciones interpersonales.
La institución debe ayudarnos a desarrollar nuestro grado de sensibilidad, compañerismo, ética, moral, identidad y ser capaces de tener ojos críticos de la realidad, relacionar los conocimientos adquiridos y ponerlos en práctica. No debe darse una especialización sino que la escuela debe brindar una generalidad de las cosas. No se debe olvidar que la escuela es una construcción para el adolescente y que debe estar preparada para brindar una educación diversificada y flexible, adaptándose al modo de vida de los alumnos, respetando diferencias en lo cualitativo y cuantitativo.
En la actualidad, donde la tecnología nos convierte en una aldea global, es importante diferenciarse, especializarse, pero no debemos descuidar la formación humanística que es la que nos enriquece el espíritu.
(*) Tiene 17 años y es de Rosario.
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