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 sábado, 11 de noviembre de 2006  
Agroindustria. La operatoria es por 120 millones de dólares y está sujeta a un acuerdo de los bancos acreedores
El grupo Soros firmó un acuerdo para comprar Sancor
A través de Adecoagro, negocia la venta del 62,5% del capital de la principal empresa láctea del país

La cooperativa Sancor, principal empresa láctea del país en el sector, firmó una carta de intención con Adecoagro, empresa controlada por el grupo Soros, para venderle el 62,5% de su capital accionario. La operación involucra unos 120 millones de dólares, y se confirmará tras un período de negociaciones exclusivas de tres meses, que deberán tener el visto bueno de los bancos que concentran el grueso de la deuda de 167 millones de dólares del grupo con sede en Sunchales.

Sancor fue fundada hace 68 años por cooperativas de tamberos de Córdoba y Santa Fe y su venta constituye un hecho histórico dentro del negocio de la lechería en el país. La operación implicará la creación de una nueva figura societaria que controlará las operaciones de la cooperativa y llevará el mismo nombre. La actual cooperativa retendrá, dentro de esa compañía, el 37,5%.

De los 120 millones de dólares que aporta Adecoagro, 50 millones se destinarán a capital de trabajo y los 70 millones restantes a cancelar parcialmente la deuda financiera de Sancor.

La carta de intención fija un plazo de noventa días, durante los cuales Adecoagro tendrá exclusividad para negociar con Sancor acerca de los términos y condiciones definitivas de la transacción.

En la medida que las partes no logren consensuar los términos de la propuesta o que no logren un acuerdo con los acreedores, la carta de intención quedará sin efecto de manera automática y sin responsabilidad para ninguna de las dos firmas.


Leche y energía
Adecoagro presentó la operación como "una asociación de alto valor agregado" y destaca "la complementariedad existente" con SanCor. El proyecto asociativo "está basado en un fuerte compromiso a largo plazo con el negocio lechero argentino y en la inserción del mismo dentro de los nuevos sistemas integrados para la producción de energías renovables".

A través de Adeco, el magnate húngaro George Soros volvió a invertir en el país luego de la crisis de 2001. El inversor que se hizo célebre con su famoso ataque especulativo a la libra esterlina, reinó en los noventa en el mercado de campos argentinos cuando se asoció con los hermanos Elzstain en Cresud.

Si bien sobre finales de esa década vendió su participación, volvió después de la devaluación con Adeco, conformada por su fondo de inversión, el grupo norteamericano Halderman Farm y capitales nacionales. Su primera gran operación fue la compra de 75 mil hectáreas de Pecom Agropecuaria, a las que sumó otras 170 mil del grupo Pilagá.

En septiembre pasado, su hijo Jonathan le comunicó al ministro de Planificación, Julio De Vido, en Nueva York, su decisión de invertir entre 250 y 300 millones de dólares para construir una planta de bioetanol en Venado Tuerto, donde es propietario de grandes extensiones de campo. El proyecto está asociado a la integración de esa planta de energía alternativa con el aprovechamiento de los subproductos del maíz en un megatambo estabulado que tiene como objetivo reunir 6 mil cabezas de ganado.

Si bien Soros viene invirtiendo fuerte en lechería, sorprendió su aparición como comprador de Sancor, cuando la mayoría de los rumores daban como principales candidatos a entrar en la cooperativa a la neocelandesa Fonterra y a la danesa Arla.


Viejas deudas
Sancor tiene una deuda de 167 millones de dólares generada desde principios de los 90 cuando financió una gran expansión de sus activos industriales. Las dificultades para hacer frente a la misma emergieron cuando a fines del 98 comenzó la gran depresión del mercado lácteo y se agravó tras la devaluación. Desde el año pasado, su situación se agravó con las medidas de control de precios en el mercado interno y con el aumento de las retenciones a la exportación de productos lácteos. También por la aparición de nuevas empresas exportadoras, sobre todo de leche en polvo, que competían con la firma de Sunchales en la provisión de materia prima, un cuello de botella que hoy enfrenta todo el sector.

Dentro de ese marco, se llegó a especular que el aumento de las retenciones a las ventas del exterior que dispuso en 2005 el entonces ministro Roberto Lavagna, habrían estado relacionadas con la necesidad de neutralizar esa competencia.

Las versiones sobre la intervención del gobierno a favor de la empresa volvieron cuando a mitad de año presentó a los bancos acreedores una propuesta de reestructuración de su deuda de 167 millones de dólares, que fue objetada por la Corporación Financiera Internacional (CFI), brazo de negocios del Banco Mundial.

Esta corporación puso como condición la entrada de un socio a Sancor, y allí se comenzó a especular con el ingreso de Fonterra y Arla, empresas con las que la cooperativa de Sunchales tiene negocios. El grueso de la deuda de la empresa, además de la CFI, está en manos de un conjunto de bancos que incluyen al Nación, Citibank, HSBC (BNL), Rabobank, Río, Banco Provincia de Buenos Aires y Banco do Brasil. Como principal acreedor, el Nación intervino en su momento para frenar la avanzada del Banco Mundial.

Lo cierto es que después de que en septiembre Sancor comunicara que no podía afrontar el pago de una cuota de capitalización de 10 millones de dólares, las negociaciones para incorporar un socio se aceleraron. Ya este año la cooperativa había modificado sus estatutos, convirtiéndose en entidad primaria, para mejorar su capacidad de acción.

Todos estos movimientos cristalizaron en el anuncio de ayer de la firma de una carta de intención con el grupo Soros. Según el comunicado difundido ayer, Buenos Aires Capital Partners, asesor financiero de la operación, y el estudio Nicholson y Cano, asesor legal de Sancor, trabajan en la presentación de una propuesta de negocios y reestructuración de deuda, que deberá ser aprobada por los bancos.

Si bien el mercado lácteo experimentó una importante recuperación luego de la crisis desde finales de los 90 hasta entrado 2002, lo que se puso en evidencia con el ingreso de nuevos jugadores y las inversiones en el sector, su derrame es desparejo dentro de la cadena. Los más comprometidos son los que cargan con la mochila de la última depresión. Hoy todos miran a La Serenísima, con una deuda de 230 millones de dólares.
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Sancor es líder en el mercado lácteo.

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